Invitados a una rueda de prensa, los periodistas escucharon las graves denuncias de corrupción contra uno de los altos funcionarios del Estado. La información comenzó a difundirse por las redes sociales, los medios impresos demoraron un poco más pero la difundieron en sus ediciones el día siguiente, la radio lanzó extras con la pretensión de emular con los diarios digitales y la TV editó imágenes y voces de la rueda de prensa, pero ninguno utilizó una fuente distinta. ¿Cree que algo anduvo mal? Fue como una avalancha sobre un funcionario a quien le negaron la oportunidad de dar su versión.

Respuesta:

Cuando un reportero tiene delante una acusación contra alguien, cualquiera que sea, tiene el deber de dudar. Por tanto, debe darse tiempo suficiente para superar su estado de duda mediante el recurso de otras fuentes.

En ese tiempo es válido investigar los motivos del acusador: ¿es acaso un interés político? ¿Hay alguna inquina personal de por medio? ¿Alguna otra razón mueve al acusador?

Obviamente la entrevista más importante deberá hacérsele al acusado, con un cuestionario bien preparado para darle la oportunidad de dar su versión; no para adelantárseles a los investigadores oficiales, de modo que los receptores tengan a su disposición una versión completa del caso.

Esto supone que lo importante no es informar primero, sino presentar la información más completa. También supone que el periodista mide el impacto de la noticia, sobre la vida del acusado y de su familia. A la vez supone que el periodista es independiente de cualquier intento de presión o manipulación.

A esas capacidades debe agregarse el respeto por la presunción de inocencia, un derecho del acusado.

El periodista no es, no puede ser, el que determine la inocencia o culpa del acusado; él registra los hechos para servicio de los receptores que, con su ayuda, pueden tener una cabal idea de los hechos y de las intenciones que se mueven detrás de ellos.

Documentación

El derecho a la presunción de inocencia protege:

La dignidad personal de todo hombre. Esa dignidad está unida al derecho a la libertad, en su dimensión social. Protege esa dimensión social de la dignidad humana que es la confianza colectiva. ¿Qué tipo de sociedad resultaría del principio opuesto al de la presunción de inocencia, o sea que toda persona es culpable mientras no se demuestre lo contrario?

Protege el honor personal y familiar. El valor fundamental del que se parte es el de la dignidad de la persona, que escinde en un doble plano: se protege el honor entendido como crédito moral inherente a la naturaleza humana, que hace posible la sociabilidad. Por otro lado se protege el honor como dignidad moral del hombre, una dignidad progresiva y regresiva, pero siempre operativa y diferenciada entre cada hombre.

Preserva también la autoridad necesaria para administrar justicia con serenidad, con la imparcialidad requerida, con la independencia que requiere la administración de justicia.

Este principio existe para que se pueda administrar la justicia. Es compatible con algunas limitaciones que se le pueden imponer al sospechoso presuntamente inocente, como la prisión preventiva o fianzas que aseguren su libertad condicional.

Carlos Soria en La ética de las palabras modestas. U. Bolivariana de Medellín, 1997, p.99-100