¿Cómo hacer para que los lectores prefieran la información impresa de los diarios a la que dan las redes sociales?
Respuesta:
Es necesario entender que las audiencias de hoy han sido formadas dentro y por la cultura que ha crecido alrededor de lo digital; que la información que se provee a través de los medios digitales es inmediata, difundida casi al mismo tiempo de ocurrencia de los hechos, es información breve, para un solo golpe de vista; construida alrededor de lo esencial de los hechos y presentada con un lenguaje visual y verbal de comprensión inmediata.
Esto ya indica que combatir y cambiar este estado de cosas implica modificar una cultura, algo tan exigente como crear unas audiencias. A esas audiencias se las deberá ofrecer la certeza de que el periódico o noticiero no son solo un producto, ni un negocio, sino un servicio. También se les debe ofrecer y estimular la participación. Periódico y periodista deben descender del pedestal en que monologaban e invitar al diálogo, a la interlocución; y dejar las prisas que se sienten en los ¡extra!, ¡Exclusiva! ¡Última hora!, para, con más tiempo, ofrecer reflexión, profundidad, análisis, visiones de todos los ángulos de los hechos.
Es, pues, el momento de crear e innovar. La rutina de los medios tradicionales está contaminando al periodismo de mediocridad, de modo que la influencia del medio periodístico se recupera y crezca, y que la relación con los lectores cambie de vertical a horizontal y el lenguaje de la comunicación sea amigable, es decir, sencillo y llano.
Tal sería el efecto bueno de lo digital: que obligó a ver las debilidades del periodismo que se viene haciendo y creó la necesidad de renovarlo.
Documentación
¿Estamos cambiando con la velocidad suficiente? La verdad es que no sé y no creo que nadie lo sepa. Lo que si sé es que yo no quiero ser atrapado como el ciervo entre los faros que lo encandilan. Y esto es lo que siempre imagino sobre el Comité Ejecutivo de la Enciclopedia Británica cuando no lograron comprender que su barrera de ingreso era ilusoria. La Enciclopedia Británica se imaginó que la calidad de su información, su sistema de distribución y su producto de valor múltiple eran una barrera impenetrable para todos los demás. Y ahora sabemos que fueron superados. ¿Quién usa esos libros ahora?
McLuhan dijo unas décadas atrás que el medio es el mensaje. Tenemos la información que la gente quiere y necesita usar. Nuestro foco debería estar en averiguar cuál es el medio que afecta el hecho de que el mensaje no pueda escucharse. No tengo la respuesta y creo que cualquiera que diga que tiene la respuesta actúa como el presidente Aznar cuando llamó a Jesús Cerbero el 12 de marzo. Cerbero contó esa conversación en la que Aznar le aseguró que el ataque terrorista en Madrid era de Eta y no de los islámicos, cuando de hecho lo que tenía era una hipótesis de trabajo y no hechos probados. No estamos en un punto de hechos probados en la revolución de los medios, estamos en un punto muy interesante de experimentación donde los ganadores, creo yo, van a ser aquellos que entiendan e internalicen en sus productos y procesos que la relación con el lector ha cambiado. Y que el objetivo de nuestro contenido es comunicar, más que meramente difundir información.
Creo que los ganadores van a ser aquellos que estén dispuestos a fraccionalizar el mercado, por lo menos hasta que podamos ver cómo reagregar la oferta general. Y creo que las claves para esa recombinación continuarán siendo la utilidad, la credibilidad y la confiabilidad. Estos han sido los materiales de los periódicos durante siglos, y como grandes agregadores de noticias e información, nosotros seremos los perdedores.
Alberto Ibargüen en Desafíos del periodismo real. Clarín, Buenos Aires, 2005. Páginas 126 y 127.