Los bomberos reportaron que habían atendido a una mujer por un parto inesperado en la vía pública. Otro medio hizo la misma información pero en vez del parto inesperado la noticia fue que la mujer parió en la calle. Las tres formas de describir el acto de dar vida son correctas pero creo que podemos buscar manera menos amarillistas para dar la noticia. ¿Qué dice la ética respecto de este caso?
Respuesta:
Una mujer que da a luz en la calle siempre será un hecho sensacional que el periodismo responsable mira e informa con respeto.
Es una información, además, que busca responder no a la curiosidad de las audiencias sino a su inteligencia que no se limita a registrar el hecho sino que va más allá:¿por qué sucede este hecho anormal? ¿Tiene antecedentes? ¿Qué consecuencias son previsibles para la mujer y su criatura; para la ciudad? ¿Se puede impedir que estos hechos se repitan?
Son preguntas que desbordan la sola curiosidad y que enmarcan el episodio dentro de un proceso social. Una información de esta naturaleza deja de ser la historia de consumo diario que hoy se ve y mañana se olvida, tiene un impacto social, convierte al televidente en un actor solidario e invita a pensar, no solo a ver y oir.
Dentro de este contexto, los términos expuestos en la consulta son lo de menos. Lo de más es que la información convoque a la solidaridad y a las acciones preventivas para que casos como este no se multipliquen y la madre de la historia se vuelva el centro de un movimiento de solidaridad.
Documentación
Como periodistas nuestra responsabilidad es para los lectores. Cualquier cosa que sepamos o que pensemos pertenece, ante todo, a los lectores. No al político que resultó ser amigo nuestro.
Como periodistas debemos a esos lectores la versión más completa y exacta de los hechos que podamos lograr y lo más depurado de nuestro juicio, sin que se interponga a ello el deseo de que cumpla algún tipo de estrategia recomendada a nivel privado. Esta obligación no cambia, si nos decimos reporteros o comentaristas…..
Lippman decía que uno debería mantener cierta distancia emocional y social respecto de los sujetos. A los presidentes y otros sujetos de menor jerarquía les encanta tentarnos con invitaciones, citas y recuerdos y cada vez que nos tragamos alguna de sus tentaciones perdemos un poco de nuestra independencia. Cuando le pedí a Ben Watemberg que revisara esta sección, me dijo: no creo que haya una línea nítida entre activistas y vírgenes vestales en periodismo. George Will dice que no se deja influencias por sus compañeros de cena citando como prueba una columna reciente muy dura sobre George Bush. Pero los periodistas tienen que ser tan conscientes como los funcionarios del gobierno sobre situaciones que se prestan a conflictos de interés.
David S. Broder en Tras las ocho columnas. Gernika, México 1997. Páginas 465 466-.