¿Qué manejo darle a las fuentes en tiempo de posconflicto?
12 de Enero de 2017

¿Qué manejo darle a las fuentes en tiempo de posconflicto?

Desde un punto de vista ético, en el posconflicto ¿a qué fuentes se les deberá dar relevancia? ¿Cuáles deberán darse de baja?

Respuesta: A una información que responda a una agenda nueva, corresponden una nómina diferente de fuentes, una selección propia de lenguaje, enfoques y personajes.

Si antes predominaba la voluntad de entretener, en esta nueva etapa de la vida del país deberá predominar el propósito de servicio y ayuda. Sin prescindir del entretenimiento en los medios de comunicación, la comunicación pública debe dar ayuda y aliento. La información, por su parte, debe ser solidaria y propositiva.

En efecto, cuando todo llama a la reconstrucción del alma del país, la información que se ha de buscar en las fuentes, es la de propuesta. Después del hartazgo de noticias negativas, un sentido solidario y de servicio indica que los receptores de información necesitan el conocimiento de los hechos y de la gente que merecen conocerse en detalle por positivos e inspiradores; pero, sobre todo, es necesaria la información de propuesta que estimule la esperanza.

A la trivialidad y superficialidad de las informaciones debe suceder la noticia que hace pensar y esperar; a la insistencia en la noticia negativa se la debe reemplazar por la información de propuesta que deja en el ánimo la certeza de que las soluciones y las salidas son posibles.

Si este es el perfil de las fuentes, noticias y personajes, es obvio que en el posconflicto el periodista debe proceder a una renovación de protagonistas y personajes que corresponda a las nuevas expectativas, que serán el tema de sus informaciones en el posconflicto.

Documentación

La labor del periodismo para la paz se cumple a través de un esfuerzo por asentar sus bases sobre una antropología esencialmente optimista que no olvida la radical dignidad del hombre, ni le hace traición.

Actualmente es un hecho que el periodismo presenta una crisis de credibilidad y ello es un fenómeno que merece una reflexión más profunda. Sin embargo, creo interesante compartir un comentario de George W. Bush en diciembre de 2003 a una reconocida periodista diciéndole que prefería obtener sus noticias no de las manos de los periodistas sino de personas en las que tenía depositada su confianza. “Personas que me otorgan la noticia verdadera y no la versión editada,” comentó.

Al igual que Bush el sentir generalizado de la opinión pública es que los medios de comunicación son solo otro grupo de interés dentro de la sociedad cuya agenda está orientada a alcanzar ganancias y no servir al público.

Por eso el periodista no puede dejarse llevar por los acontecimientos y ser solo un reflejo de la realidad sin antes haberla sometido a un filtro. El periodismo de excelencia requiere análisis, discernimiento, juicios de valor e investigación que permitan aclarar el problema y no sembrar más dudas y angustia. Así, se dejará de informar desde el punto de vista del terrorista y se lo hará desde el punto de vista de las víctimas quienes han sufrido en carne propia lo que es realmente el terrorismo, dolor, muertes sin sentido y horror purificado.

Los medios sí pueden ejercer una función pacificadora, a pesar de haber sido testigos de acciones terroristas, ya que la expansión mundial de las comunicaciones puede conllevar un mensaje positivo que apele a la justicia de la información, a la valoración de la familia, al respeto de la intimidad de las personas, a la defensa de la vida, a la verdad y, sobre todo, a infundir en las sociedades una cultura de la vida, y no una que resulte degradante hacia la esencia del hombre a través de la cultura de la muerte.

Los medios de comunicación han pasado a constituir una parte integral dentro de la vida social generando grandes expectativas, interés y debate.

No podemos olvidar el poder que nos otorga, al momento de examinar, priorizar y conceder información independiente del contexto, la cual siempre debe ir encausada al bien común.

Paula Schmidt: Naturaleza y poder de los medios de comunicación, en Desafíos actuales del periodismo,Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 2005.p. 74, 75.

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