Consultorio Ético de la Fundación Gabo
22 de Julio de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

Cada vez que aparecen los actos terroristas, el periodismo vacila. ¿Publicarlos o no? Si se han de publicar, ¿cómo? ¿Es recomendable la neutralidad en estos casos?
Los códigos, los manuales de estilo, la literatura sobre el tema abundan en consideraciones que, resumidas, rezan:

1. Reaccionar racionalmente. Planear su cubrimiento, adoptar un propósito, es decir subordinar su actividad a un objetivo de mejoramiento social.

2. Si el terrorista se ha propuesto difundir el miedo, lo del periodista es crear un ambiente de serenidad; si el terrorista busca desacreditar las instituciones, el trabajo del periodista es generar apoyo para ellas; ese apoyo incluye sus observaciones críticas. Si el terrorista se propone aparecer como un nuevo poder esmérese en desenmascararlo:¿quién es? ¿Cuáles son sus antecedentes? ¿Cuáles son sus propósitos?.

3. Hable más a la inteligencia de sus receptores y menos a sus sentidos. Se trata de que la audiencia piense más y curiosee menos.

4. Mantenga claro que su objetivo es contrarrestar la acción del terrorista y ayudar a sus receptores a entender lo sucedido y a sentirse implicados en las soluciones. Cualquier consideración o motivación de tipo comercial (aumento de la circulación o del rating, ganarle a la competencia) debe ser radicalmente excluida.

5. Mire el hecho como una oportunidad pedagógica y diríjase al interés inteligente de su receptor, no a su curiosidad.

Como se ve, más que un asunto técnico, es una coyuntura para aplicar y fortalecer las actitudes más positivas del periodista y del medio.

Documentación.

Podemos contrastar la filosofía general sobre la responsabilidad social del periodista, de la Unesco, con el documento marco titulado The Ethical Journalism initiative publicado por la Federación Internacional de Periodistas (FIP) El informe instruye a sus afiliados sobre el estado actual de la ética periodística en la profesión y dedica todo un apartado al tratamiento del terrorismo donde no huye del debate ético al constatar que no hace falta decir que, tratar con las víctimas de la violencia, requiere un reporterismo sensible y cuidadoso y los periodistas deben evitar que la prisa para suministrar imágenes sensacionalistas de atentados, no lleve a una percepción de indiferencia ante el hecho en sí. Es en estos momentos cuando el periodista debe plantearse las preguntas difíciles: ¿es esta imagen sangrienta demasiado gráfica para enseñarla? ¿Me afecta lo que he visto? ¿Cuál será el impacto de su publicación?

Dos corporaciones públicas como la BBC y la RTVE de dos estados que han sufrido atentados terroristas recientes de grupos armados como IRA, ETA y Al Qaeda, ofrecen dos caminos diametralmente opuestos a la hora de tratar estas informaciones. Mientras el ente británico lleva los valores periodísticos de la objetividad y la neutralidad a su máxima representación, la corporación española considera prioritaria una función de denuncia de la violencia que, bajo el marco de la responsabilidad social que deben tener los medios de comunicación según sus propios códigos deontológicos, propone, entre otras medidas, eludir expresiones que enmascaren la realidad, optar por sinónimos menos eufemísticos y tener una consideración especial hacia las víctimas.

Christopher D Tulloc: El tratamiento informativo del terrorismo, en La ética informativa vista por los ciudadanos. Editorial UOC, Barcelona, 2010. P 208, 211.

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