¿Es ético que un periodista trabaje en un medio privado y tenga como fuente temas del gobierno y al mismo tiempo trabaje en otro medio que es financiado por el gobierno?
Respuesta: Cuando los intereses del periodista entran en conflicto con los imperativos de su profesión, el principal daño lo sufre su honestidad.
No es honesto servir a dos señores porque o defraudará a uno en perjuicio del otro, o engañará a los dos haciéndole creer a cada uno que paga por un servicio exclusivo.
Parte fundamental de este problema es el afán del periodista por obtener una doble paga y es, en este hecho, en el que habría que centrar la reflexión.
Pueden concurrir dos situaciones:
a.- Que el periodista mal pago, necesite los dos ingresos.
b.- Que a pesar de estar bien pagado, crea necesitar un segundo ingreso.
En el primer caso la respuesta no puede quedarse en la condena al empleador injusto. Al ir más allá, el periodista se hacer consciente de la complicidad con una situación injusta que afecta al periodista y a la sociedad; por tanto, al recibir pasivamente una mala paga.
En el segundo caso, la avidez de dinero resulta incompatible con la independencia necesaria para buscar y comunicar la verdad de los hechos. Esta independencia resulta urgente en quien desempeña su oficio o medios oficiales porque allí tendrá que hacer valer la prioridad de su servicio para la sociedad y el ciudadano común. El funcionario o la entidad oficial irán en un lugar subordinado y secundario.
Documentación
Una importante cantidad de códigos analizados rechaza todo tipo de ventajas personales obtenidas por periodistas durante su desempeño profesional. El de Naciones Unidas explica que buscar ventajas personales contradice la dedicación del periodista al bien público.
El del Colegio de Periodistas de Chile dice: “El periodista no utilizará su influencia profesional ni la información privilegiada que recibe en el desempeño de su trabajo, en beneficio propio, de parientes o de amigos. Tampoco aceptará retribuciones o gratificaciones de personas, empresas o instituciones, ya que ello limitaría su libertad para informar acerca de éstas”.
El código del Colegio de Periodistas de Perú también sostiene:” Al periodista le está prohibido recibir cualquier ventaja o compensación en relación con la publicación o supresión de una información”.
Y el de Ruanda exhorta a “rechazar cualquier beneficio, promesa o práctica que pueda condicionar su independencia profesional y la libre expresión de sus opiniones”.
Los jordanos sintetizan en un solo artículo: “no usar la profesión para ganancias personales y evitar expresiones de insulto, calumnia y difamación, y compromiso con la responsabilidad nacional sin redundancia ni banalidad”.
Pablo Mendelevich: Ética Periodística, Fopea, Buenos Aires, 2005. p. 52