En una entrevista, un investigador de comunicación me decía que, en esta época donde existe un flujo masivo de la información, los periodistas jugaban un papel sumamente importante para ayudar al lector a definir cuáles eran noticias falsas y cuáles verdaderas.
¿Considera que los medios de comunicación y periodistas tendrían que ser un contrapeso para evitar que la información falsa se viralice? ¿Qué actor o institución deberían apostar por ese rol? ¿Cuáles son los riesgos o peligros que existen cuando los periodistas ni los medios de comunicación reaccionan a tiempo y se vuelvan víctimas de la difusión de información falsa? ¿Existen más ejemplos de esto? (como la foto falsa de Hugo Chávez hospitalizado que publicó el diario El País de España).
El predominio de la información falsa, como ocurrió en la campaña presidencial de EU, o en el Brexit, o en el plebiscito colombiano, vuelve manipulable a la población, entrega el poder a los publicistas y manipuladores de la opinión y destruye la confianza. La población queda indefensa y en poder de los manipuladores, sean publicistas. mercaderes o políticos.
La política pierde su capacidad de análisis y de propuesta y se vuelve emocional de modo que a los electores les sirve más sentir que pensar. Por eso un objetivo de las campañas es el de indignar por sobre cualquier intento de hacer pensar; o seguir fanáticamente a un político o algún símbolo.
Una población manipulada por lo falso o por las medias verdades le da voz y fuerza al prejuicio, a lo instintivo y se aparta de lo razonable y juicioso. Por esa razón abandona la deliberación y se acoge a lo emocional con todos sus horrores. Esto explica la propuesta de constituir en los medios una comisión o grupo de trabajo que se dedique a desmontar todas las mentiras y falsedades, como parte del servicio que el medio de comunicación le debe a sus receptores de información.
El caso más conocido de medios, víctimas de engaños, es el titular de El País sobre "Matanza de la Eta en Madrid" en que el director atendió una llamada del presidente Aznar que tenía interés político en que se le diera a la matanza del 11 de marzo ese enfoque. Y casos así tuvieron aceptación inicial porque lo falso no demanda el ejercicio de la inteligencia ni impone la disciplina de la crítica. Lo falso está más cerca de lo instintivo que del ejercicio del razonamiento.
Pero la razón principal de esa aceptación es porque legitima los deseos, cualesquiera que sean. En política el deseo de poder y la sed de venganza. En últimas, lo falso atrae como atraen el odio, el afán de destrucción o las acciones de fuerza y violencia porque siguen las peores tendencias de los humanos. Entre una sosegada y disciplinada búsqueda de la verdad, y la celeridad de lo falso, se prefiere esta porque es una respuesta eficaz, rápida y fácil-
Documentación
Internet cambió la información. Era, antes de las redes sociales, experta, institucional, contada por profesionales. Ahora, en el entorno digital es humana, local, sujetiva, vivida, social. Social, ante todo. En este nuevo mundo, amigos y marcas son más fiables que periodistas o profesores, no hay diferencia entre noticias, publicidad, ocio, arte, o datos brutos; no hay frontera entre imágenes y texto ( aunque foto y video parecen más creíbles que las palabras) y antes de todo, hay emociones, compromisos, entregas personales.
La crisis de la prensa nace de su dificultad, por el momento, para introducir y hacer vivir las noticias en este nuevo entorno. La prensa quiere hacer lo que conoce, producir, editar, cerrar noticias, cuando se trata de convivir en una red.
Furio Colombo tenía conciencia de estar haciendo el balance final del periodismo preinternet al escribir: “desde sus orígenes el periodismo se ha visto amenazado y asediado por cuatro adversarios: la escasez de las fuentes, la fuerza del poder, el riesgo de la censura y el estado de ánimo de la opinión pública.
Dos décadas después se ve todo muy claro: tres adversarios se han debilitado y el cuarto es más potente que nunca: internet multiplica las fuentes y facilita el acceso a ellas, impide a los poderes políticos y económicos monopolizar la influencia sobre la información y ofrece muchas opciones para superar la censura. Al contrario, en relación con el cuarto adversario, internet complica la relación entre el periodismo y el público.
Ahí se plantea la crisis de la prensa, la prensa está en crisis, pero nunca se consumió tanta información. La conclusión es obvia: la prensa no ofrece lo que su público potencial espera.
Si la prensa quiere sobrevivir tendrá que reinventarse y entrar de verdad en la edad postmedios, la edad de la conversación entre individuos que a veces pueden ser buenos periodistas.
Jean Francois Fogel:, en Amigos, marcas y periodistas. el diario.es, 10, 2016, P 15, 16