¿De qué libertad hablan los medios cuando estos sólo responden a la lógica de los dueños? Si la lógica de los dueños es sólo comercial, en sus medios no hay cabida para la libertad de expresión que está estrechamente ligada a la independencia respecto de los intereses comerciales.
Pero hay dueños cuya lógica empresarial antepone el interés de los lectores, oyentes o televidentes, al interés comercial. En ese caso sí se puede hablar de libertad de expresión.
La situación ideal es la que se da en los medios de comunicación del mundo en que el lector es el comienzo y el fin de todo el proceso empresarial. Como lo explicaba Josep Pulitzer a comienzos del siglo XX, un periódico debe tener muchos lectores porque esto es garantía para tener muchos anuncios que darán mucho dinero para que el periódico, de modo independiente, pueda ofrecer muchas noticias a sus lectores. En esos medios existe la convicción de que un medio de comunicación no es una empresa como las demás, y de que una empresa sólida es una garantía para hacer buen periodismo.
Hay, pues, lógicas buenas y lógicas dañinas entre los dueños de los medios de comunicación.
Documentación.
Otis Chandler del Times Mirror ha expresado con frecuencia el temor de despertar una mañana y encontrarse con que un magnate del petróleo, se sienta en el trono del imperio Gannett. La mayor parte de los grandes grupos y conglomerados de los medios son corporaciones públicas, cuya participación en la propiedad puede negociarse en los mercados de bolsa.
Sin embargo una preocupación más inmediata es la presión de los propietarios de acciones por las ganancias cada vez mayores que experimentan muchas corporaciones públicas. Tratar un periódico como un bien de producción más, puede ser devastador para la calidad de su periodismo. William B. Arthur, exdirector del Consejo Nacional de Noticias, cree que grupos tales como el Gannett, Knight-Ridder y Times Mirror han mejorado los periódicos que adquirieron. Le preocupan, igualmente, los conglomerados gobernados, no por periodistas sino por " egresados de escuelas de negocios" cuya línea de fondo podría perjudicar el periodismo.
Es verdad que muchos periódicos de propiedad familiar que renguean bajo el letárgico manejo de hijos o sobrinos de tercera generación -que se habrían desempeñado mejor como entomólogos o marinos mercantes- han logrado notable mejoría después de ser vendidos, debido a las habilidades importadas de grupos ejecutivos. Y muchos, si no la mayoría de los periódicos de cualquier lista de los " diez mejores" pertenecen a grupos de propietarios, tales como el Wall Street Journal, el New York Times, el Washington Post. De suerte que sería tonto argü ir que la propiedad de un grupo o conglomerado se traduce en mal periodismo. A veces ocurre, pero en muchas ocasiones no.
Eugene Goodwin.
En Por un Periodismo Independiente.Tercer Mundo. Bogotá. 1994.