Me gustaría saber si la oligopolización de los medios de comunicación puede limitar el papel de la ética periodística. Y también cómo la democractización ha contribuido para la expansión de la ética. Unesco definió la información como un bien social, por consiguiente, su difusión a través de los medios debe ser abierta a toda la sociedad, tanto para difundir como para recibir. Ninguno de estos elementos conceptuales da cabida a los oligopolios de la información, por el contrario, son conceptos que parten del supuesto de unos medios de comunicación, múltiples y variados en los que el receptor puede encontrar versiones encontradas, interpretaciones variadas, entre las que puede elegir.
La propiedad de los medios, concentrada en unos pocos, regresa a las sociedades a las eras absolutistas en que los reyes concentraban el poder de informar y sancionaban con la muerte o con la prisión cualquier intento de asumir la tarea pública de informar.
La lógica capitalista aplicada a los medios de comunicación ha dado lugar al fenómeno oligopólico porque concibe los medios de comunicación como cualquier empresa y la naturaleza de un medio de comunicación impone un régimen distinto al de cualquiera de las empresas capitalistas. Cuando los propietarios de los medios lo entienden así, valoran la pluralidad de opiniones y de informaciones como un elemento constitutivo de la democracia.
Y cuando el periodista enmarca su actividad dentro de ese criterio, encuentra que los oligopolios de medios crean un ambiente adverso para su compromiso ético que, por tanto, se vuelve más difícil y apremiante. El perfil ético del periodista nace de valores como la responsabilidad social y la independencia frente a los poderes en beneficio del servicio a la sociedad, valores que condiciona una estructura oligopólica y que favorecen la democratización de los medios.
Documentación.
La revista británica The Economist en septiembre 3 de 1989 observaba:
" Desde comienzos de 1986 alrededor de 70 mil millones de dólares han sido destinados a la toma de los medios de comunicación. Mas o menos lo equivalente al Producto Nacional Bruto de Turquía o Indonesia. Muchos de esos barones de los medios están motivados por algo tan pernicioso como la megalomanía. La propiedad de los medios debe ser juzgada entonces por dos criterios distintos: competencia e interés público." Anota enseguida, que el criterio de la competencia es cada vez más complejo, puesto que el buen éxito de los nuevos imperios depende de la manera como puedan bloquear a los competidores poseyendo un vasto espectro de medios de comunicación que les permite usar uno para beneficiar o inflar al otro. Y agrega la revista, de tendencia conservadora: " en cuanto al interés público, la competencia ayuda pero no es suficiente. El señor Murdoch (poseedor del 30% del mercado británico de prensa) cuenta con bastante competencia para que sus precios se mantengan bajos y su producto sea bueno, pero tiene todavía una influencia en los medios de comunicación, mayor de la que sería saludable para la democracia británica. Lo mismo puede decirse del señor Berlusconi en Italia, de Globo en Brasil y, probablemente, de los Angeles Times de California.
Propone The Economist para proteger el pluralismo limitar la propiedad en cada medio de tal manera que no se pueda poseer más del 25%, lo que no deja de ser una sugerencia bastante irrisoria.
La evolución concentradora de los medios de comunicación ha llevado a una perjudicial dilución de fronteras entre los sectores que la profesión había tradicional y premeditadamente distinguido, al menos en lo que a medios masivos se refiere: la parte comercial y la parte periodística que están ahora entremezcladas, al punto de que la redacción depende cada vez más de la parte comercial de la empresa. Esto se refleja en el caso de los medios audiovisuales, en la omisión de noticias que afectan a las empresas del grupo dueño de la cadena radial, en entrevistas a las personalidades afines etc.
En el caso de la prensa escrita se ha producido un notorio crecimiento de las separatas comerciales de los periódicos en las cuales las " noticias" , por supuesto desprovistas de toda actitud crítica frente al anunciador, llegan a veces a ser redactadas por él y entregadas dentro del mismo paquete de artes de los comerciales. Tarde o temprano y teniendo en cuenta el paralelismo entre profesionales y ética, los periódicos y revistas que sucumben a estas dependencias comerciales pierden un valioso elemento, la credibilidad. Pero tal vez el impacto antidemocrático es también enorme, porque el poder económico que se expresa a través de los medios influye sobre la manera de informar.
María Teresa Herrán
En La Industria de los Medios de Comunicación.Tercer Mundo. 1991. Bogotá.