Durante el gobierno Fujimori logré conocer, en una entrevista con un congresista, datos novedosos sobre las relaciones Perú-Estados Unidos, afectadas en ese momento por el caso de la activista izquierdista Berenson, prisionera en las cárceles peruanas. La noticia que publiqué tuvo resonancia y el congresista, posiblemente objeto de presiones desde el gobierno, intentó negar lo que había dicho y reclamó la grabación, que yo no tenía porque solo había tomado notas.
Estoy seguro de haber obrado éticamente, pero no lo pude probar. ¿Qué opina usted? No hay que descartar, cuando se entrevista a una fuente, el evento que usted describe, de la fuente que se devuelve. Los periodistas que tienen esa posibilidad en mente, adoptan prácticas de precaución consistentes en hacer la entrevista con testigos, v.g. el fotógrafo, o el camarógrafo, o el sonidista, o grabar siempre. Las notas que el periodista toma no llegan a ser una prueba aceptable.
El periodista puede obrar éticamente en el diálogo y en el uso que hace de él, pero como el diálogo es entre dos, uno que obra éticamente y el otro que puede no hacerlo así, es necesario asegurarse en previsión de las actuaciones de interlocutores para quienes la palabra dada y los valores éticos no cuentan.
Documentación.
Confundir a un enemigo con un amigo puede ser la fórmula más rápida para sufrir un accidente, para ser víctima de una campaña de coacciones o para que el responsable del medio reciba tantas presiones que acabe por archivar el asunto investigado. Se puede suavizar el riesgo si se emplea sentido común y se analizan previamente las fuentes. Y lo primero que debe hacerse es una relación de las mismas. Confeccionar un listado que nos muestre quiénes son y dónde están las posibles fuentes. El paso siguiente será un análisis de características de las posibles fuentes. Unas son las características informativas y otras las humanas.
Las características informativas nos llevarán a detectar el qué saben y por ello lo que nos podrían contar si tenemos la habilidad de abordarlas adecuadamente.
El análisis de sus características humanas nos dibujará cómo son, esto es, la personalidad aproximada de cada fuente y con esos datos será más fácil intentar un abordaje. Saber que una persona es proclive a la comida buena o a la bebida, nos debe alejar de una cita en el restaurante o en el pub. Saber sus aficiones es una espléndida forma de coincidir con ellas y así fortalecer el primer pilar de una relación personal. Conocer sus necesidades, en suma, es la mejor forma para ganar aliados si les sabemos hacer ver que nuestra oferta los va a beneficiar.
Cuanto más conozcamos de estas características, más fácil, útil y rentable será el trato con las futuras fuentes.
Pepe Rodríguez.
En Periodismo de Investigación. Paidos. Barcelona. 1994.