Consultorio Ético de la Fundación Gabo
3 de Octubre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

Lo que nos está pasando en mi país nos ha puesto a discutir si lo de la libertad de prensa es una farsa: el gobierno dice que la respeta y hace lo que quiere y los medios quieren hacer creer que la ejercen a pesar de todo. ¿Se pueden avenir la libertad de prensa y la de empresa?
La experiencia demuestra que nadie da la libertad y que nadie puede llamarse un periodista libre.
La libertad es un hacerse. Se construye día a día y dejar de construirla es retroceder. Todo periodista tiene, por tanto, una libertad en construcción. Los gobiernos apenas si pueden mantener condiciones favorables para esa tarea de libre construcción, pero no pueden aspirar a dar la libertad. Categorías tan conocidas como la libertad de prensa, no corresponden a una realidad concreta y designan un proyecto en marcha, que comienza con la libertad individual de los periodistas. No puede haber libertad de prensa si antes no ha habido una decisión personal del periodista, de ser libre y el periodista comienza su proceso de libertad el día en que por su cuenta y sin esperar permiso de nadie, decide ser libre. En esa decisión está el verdadero origen de la prensa libre.

Documentación.

Las libertades del empresario de medios y del comunicador -hoy cruciales como lo fueron la libertad de navegación en el siglo XVII o de la esclavitud en el XIX- figuran entre las fenomenizaciones contemporáneas de aquella mismísima libertad que lleva a cuestas siglos de inconclusas disputas filosófico jurídicas, y que hoy la banalización, la instrumentalización y el paternalismo degradan. Desconfiemos de todo aquel que sin continencia afirme que él sí sabe lo que son libertad e información veraz y objetiva, que lo ha sabido siempre y venga con sus sermones, denuncias, censuras y sentencias. Expongamos al ludibrio a todo el que manipule descaradamente este o aquel aspecto de la libertad, en defensa de intereses económicos o ideológicos. Denunciemos sin desmayo la demolición del espíritu crgate-keepers, omisiones, censuras, autocensuras, y crecientes concentraciones, todo en nombre de una libertad y de una veracidad que lavan más blanco que las de la competencia. Porque con tantas potencias económicas, políticas y militares despotricando desde sus medios sobre Libertad, Veracidad, free flow y similares, aumenta el riesgo de abandonar definitivamente a poderosos vicarios nuestra capacidad de divergencia, de mantener en vida la huerta del pluralismo y de seguir soñando que algún día también seremos emisores de mensajes.
Esto no debe leerse como un intento de atemorizar y acallar a quienes quieran debatir sobre libertad en comunicaciones, por el contrario invitan a novedosos replanteos críticos de la Libertad en Comunicación, modélicos en su respeto hacia la Razón y por eso capaces de dejar al descubierto el carácter sofístico, bodeguero y vil de tanta ideología dominante.

Antonio Pasquali.
En Chasqui. N 75 Septiembre 2001. Quito. Ecuador.

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