Consultorio Ético de la Fundación Gabo
3 de Octubre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

En Venezuela se vive un proceso que ha dejado mal parados a los medios de comunicación. Las noticias se transforman en chismes, en su mayoría no sujetos a verificación, las programas de información y de opinión en manos de un grupo reducido de comunicadores y de otros que no lo son.
El pedido de auxilio de la ciudadanía para ser informados con la verdad y ecuanimidad, es desoído. Desde el punto de vista ético, ¿qué puede pensarse? Usted propone el caso de su país, pero es el de la mayoría de los países del continente, afectados por las crisis económica y política.
En la misma medida en que los medios se habían apoyado en un partido o líder político, o habían subordinado sus tareas al éxito económico, al llegar la crisis se han sentido en el aire y ellos también han entrado en crisis. Y así como una tempestad pone en evidencia los defectos de una embarcación, esta crisis le ha revelado a la prensa que su cercanía con los grupos en lucha por el poder político y el predominio del interés económico los han debilitado y les impide escuchar con claridad el paso de la historia de la sociedad por tanto, dejan de ser creíbles y pierden su carácter de instrumentos al servicio de la sociedad. Por eso la reacción defensiva durante la crisis consiste en llenarse de propaganda que paga y en reducir el espacio para la información con que se le sirve al lector. Sólo muy tardíamente comprueban que las propagandas pasan, mientras el lector permanece.
Es, pues, una coyuntura de crisis que puede llevar o a la desaparición de unos medios de comunicación, o a su renacimiento. Todo depende de la lucidez ética de sus directivos.

Documentación.

" Cualquier periodista que no sea tan estúpido, o esté tan enamorado de sí mismo que no note lo que está ocurriendo, no puede dejar de saber que practica un oficio inmoral. Actualmente hacer de periodista significa hacer de confidente de alguien, apoyarse en la propia vanidad, ignorancia o soledad, buscar una confianza que no merece, para después estar dispuesto, por profesionalidad a traicionarla."
Con esta frase se abre el ataque más violento que jamás se ha lanzado en América contra los periodistas y su trabajo. La ocasión puede parecer modesta: un reportero se ha fingido amigo de un presunto asesino y lo ha entrevistado en la cárcel para recoger en un libro los datos irrefutables de la culpabilidad del entrevistado antes del proceso de apelación.
¿Quién es el autor de una actuación semejante? Es Janet Malcom, periodista, escritora, autora ella misma de libros de investigación.
Un hilo común une el desprecio de Ronald Reagan que se decide invadir a Grenada, completa la operación y vuelve a casa sin un solo periodista de acompañamiento, y el comportamiento de los líderes italianos que manifiestan hacia los periódicos una sensación de fastidio, desconfianza y molestia y lo dicen con una desenvuelta ausencia de precauciones refiriéndose, casi siempre, al periodismo como algo innoble.
¿Qué hicieron los periodistas para merecer tanta desconfianza e incluso repulsión?
Fred Friendly, amparado en su avanzada edad y en su prolongado alejamiento de la profesión activa, contesta: " os habéis buscado demasiados aliados, demasiados recorridos seguros dentro de las diferentes ciudadelas del poder y os habéis alejado demasiado de la opinión pública. Ahora os sentís aislados y rechazados. Pero los demás (la opinión pública, la gente) no os conocen, por lo tanto desconfían, o permanecen ajenos a la discusión." Salta inmediatamente a la vista que el discurso de Friendly no sólo es americano.

Furio Colombo
En Ultimas noticias del periodismo. Anagrama, Barcelona. 1997.

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