Consultorio Ético de la Fundación Gabo
2 de Octubre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Cómo es la relación entre poder y periodismo, cómo se ligan, cómo hay que enfrentar el poder económico, político, militar, para que no influya de manera negativa en el trabajo periodístico? La lectura de los códigos de ética indica que las relaciones del periodista con el poder están determinadas por un hecho: en un régimen democrático, todos los poderes están al servicio del cuarto poder que es el pueblo, y los medios de comunicación tienen la función de potenciar la palabra de ese cuarto poder. Los medios de comunicación median entre los poderes y la población, pero su máxima prioridad es la población.
De este hecho resulta que la actitud de la prensa ante los poderes está definida por la toma de distancia y por la consiguiente independencia respecto de ellos. El pueblo, de donde procede el poder, según el texto de algunas constituciones, utiliza la palabra para fiscalizar los poderes, con la palabra aprueba, propone o condena, funciones que ejerce a través de los medios.
A partir de esta idea el papel de las oficinas de prensa de los entes oficiales se justifican si ejercen esa mediación en el interior de esas instituciones, como voz de la población que urge sus demandas o protestas, y que recuerda al funcionario que está al servicio del pueblo. En cambio, el uso de la prensa para promover o exaltar el nombre o las actividades de un funcionario, es una clara usurpación de un derecho que sólo pertenece a la población.

Documentación.

Los medios no pueden entenderse sino como un servicio público. Porque la información y la comunicación son un servicio a la colectividad, imprescindible para la supervivencia democrática y para el desarrollo de la cultura. El concepto de servicio público parece no tener ya otro sentido que el material: aquel cuya titularidad la tiene el estado. Pero es otra reducción. Si es cierto que la información es esencial para el ejercicio de la democracia, si la cultura es un bien básico y la cultura se distribuye, en gran medida a través de los medios de comunicación, éstos se adecuarán a la definición de servicio público en la medida en que sean capaces de realizar ese servicio.
¿Qué deben hacer para ser capaces? Primero, concebirse no solo como sujetos de un derecho, la libertad de expresión, sino también como sujetos de deberes que son la garantía de otros derechos básicos. Deben sentirse corresponsables de una serie de tareas entre las cuales está no sólo la de informar bien o entretener con dignidad, sino la de formar -o no deformar- a un público vulnerable e inmaduro. Cultura no es solo alta cultura, es también un modo de vivir y de percibir el mundo, a partir de creencias, costumbres, actitudes o ideales. La democracia, el socialismo, han de hacerse portadores de una paideia explícita y una toma de conciencia sobre la cultura que se quiere preservar y transmitir. No sólo los educadores profesionales son responsables de tal tarea lo son, a su vez, todos aq
La democracia en este siglo ha pasado por dos fases y podría estar iniciándose la tercera. La primera fue la de consolidación de las instituciones democráticas. La segunda ha visto la creciente complejidad de las políticas públicas y su abandono en manos de técnicos y expertos. La tercera fase debería ser el resultado de acortar la brecha cada vez mayor que separa al demos de las elites que presuntamente lo gobiernan. Lo que haría posible tal acercamiento, favoreciendo la participación y el acceso a la información, son las telecomunicaciones.

Victoria Camps
En El Malestar de la Vida Pública. Grijalbo. Barcelona. 1996. P. 169

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