Consultorio Ético de la Fundación Gabo
2 de Octubre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

Un columnista de mi país escribió que " no hay que esperar del periodismo una precisión científica." " En mis clases de universidad me habían dicho lo contrario. Yo pienso que una información escrita con todos los afanes de la profesión no permite la precisión de un científico. ¿Quién tiene la razón?
Le transcribo cláusulas de distintos códigos de ética que tienen que ver con las exigencias de la verdad del periodista: El sentido más aceptado en los códigos para la palabra "" veracidad" es la fidelidad a los hechos. También se suele usar el sustantivo " exactitud." Según esto, la verdad del periodista es su fidelidad en la descripción de los hechos de que es testigo, o sobre los que ha reunido documentación. El código de Unesco, redactado después del examen y comparación de 48 códigos, anota que el 71% de esos códigos destaca en primer lugar y como principio deontológico de la profesión " la veracidad, objetividad y exactitud." Este concepto lo expresan en otras palabras los códigos que le señalan al periodista que su tarea primordial es la información verídica por su adhesión a la realidad objetiva.
El código de los periodistas japonenses va más allá y exige esa misma adhesión a la realidad a los comentaristas editoriales y destaca que, aunque la interpretación de los hechos es sujetiva y susceptible de error, debe fundarse en un conocimiento y versión exactos de los hechos.
Algunos códigos explican el gran fundamento de la veracidad: según el código suizo, el periodista debe ser veraz porque el público tiene derecho a conocer la verdad.

Documentación.

Hubo un tiempo en que todo lo que hacía falta era amor a la verdad, vigor físico y cierta gracia literaria. Todavía el periodismo necesita esos recursos, pero ya van dejando de ser suficientes. El mundo se ha vuelto tan complicado, el incremento de la información disponible, tan ingente, que el periodista debe ser alguien que criba y no solo que transmite, un organizador y no solo un intérprete, así como alguien que reune y hace accesibles los hechos. En otras palabras el periodista ahora tiene que ser un administrador de datos acumulados, un procesador de datos y un analista de esos datos.
Walter Lippmann indicó hace más de setenta años que el periodismo depende de la disponibilidad de hechos objetivables. " A mayor número de lugares, por tanto, donde cualquier tipo de eventualidad pueda ser establecida, objetivada, medida o catalogada, mayor número de puntos habrá donde puedan producirse noticias." El método científico ofrece una vía para producir situaciones objetivadas, medidas y catalogadas.
El lector periodístico podrá pensar que los científicos pueden criticar tal esfuerzo por considerarlo una pretensión absurda por parte de los periodistas. No hay tal. La primera publicación de " Periodismo de Precisión" en 1973 fue posible gracias a una fundación dedicada a apoyar las ciencias sociales. En 1989 el físico Lawrence Cranberg sostenía que " el periodismo en sí mismo es una ciencia, y con una cualificación apropiada, el periodista competente es un científico en ejercicio." Tanto los científicos como los periodistas, añadía, avanzan hacia las mismas reglas y sirven a la común necesidad del género humano de conocimiento e interpretación colectivas."
Sólo con que los periodistas admitieran tal responsabilidad compartida, seguía diciendo Cranberg, se allanaría el camino para un mejor adiestramiento en métodos de investigación, una menor tolerancia para la superstición y un compromiso con un orden social más racional y apaciguado."

Philip Meyer.
En Periodismo de Precisión. Bosch, Barcelona, 1993. Páginas 25, 29 y 30.

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