¿El periodista debe declarar su voto cuando es preguntado en público?
¿Puede, en ejercicio de la ciudadanía, pertenecer a un partido político? Puesto que la independencia del periodista es un factor de su credibilidad, no basta que en su interior se sienta y apruebe como independiente, es necesario, además que sea visto como independiente.
En el ambiente preelectoral, tan cercano a la polarización de las opiniones, cualquier detalle puede interpretarse a favor o en contra de los grupos en competencia, y una declaración pública de un personaje de influencia, como es el periodista, puede entenderse así.
Como ciudadano, el periodista tiene el deber y el derecho de expresar con su voto su preferencia y su apoyo a un candidato, partido o movimiento político pero su servicio específico a la sociedad, como periodista, es ofrecerle una información que sea creíble, calidad que, en el caso de anunciar públicamente su voto o su militancia en un partido, se perdería, porque para el lector corriente sería inevitable considerarlo vocero o propagandista de ese partido o candidato, antes que periodista con credibilidad ante todos los ciudadanos.
Documentación.
Toda relación de los periodistas con los políticos o los sustentadores de otros poderes, pasará por la ética.
Y en esta ética será necesario mantener el derecho esencial de una democracia, que el pueblo esté bien informado.
Para ello los medios de comunicación deberán evitar todos los múltiples enemigos que tratarán de impedirles que cumplan con ese deber. Podemos detectarlos.
Cuidado con la objetividad. A veces se confunde con la neutralidad. Aparte de entregarse un producto insulso, el periodista se reduce a difundir las diferentes versiones. Para que el lector esté bien informado hay que entregarle la verdad de los hechos.
Cuidado con los off the record que suelen ser trampas que se le tienden al reportero para que de acuerdo con ese información cambie el sentido de su reportaje.
Cuidado con las fuentes. Los periodistas más prestigiosos pueden ser tentados por informes que trabajan los relacionadores públicos y que ofrecen atrayentes conclusiones. Un estudio de la Escuela de Relaciones Públicas de la Universidad de Chicago estima que el New York Times, el Washington Post y el Wall Street Journal se alimentan en un 75 por ciento de informaciones basadas en fuentes interesadas.
Cuidado con los poderes. Y aquí está el más peligroso enemigo de la prensa libre. Para empezar, ningún diario debe convertirse en un partido político escrito, cuyo poder e influencia se teman y hasta el extremo de ofrecerle un ministerio a su propietario. Si se es periodista no se pueden servir otros intereses, lo contrario es utilizar a los lectores en su provecho, cuando ya ellos dieron su contribución pagando el ejemplar del periódico.
En un país con un sistema democrático efectivo, que implica madurez cívica, nadie podrá ser elegido para un cargo importante si no cuenta con buen respaldo de los medios de comunicación. Y en su desempeño también lo necesitarán. Además los medios hacen que alguien sea conocido, pueden levantarlo, o sepultarlo.
Hernán Millas.
En Juego de relaciones entre medios de comunicación y políticos. Artículo publicado por Contribuciones. Buenos Aires. 1996.