¿Podría llegar a ser ético mentir, u omitir la verdad de una información? Mentir no puede ser ético en ninguna profesión, menos aún en la de periodismo cuyo compromiso ético primordial es el compromiso con la verdad.
En cambio es frecuente que el periodista omita verdades fundado, entre otras, en estas consideraciones:
La verdad no es un valor absoluto, sino que se subordina a otros valores. El caso más frecuente es el del bien público que se vería perjudicado si se llegaran a conocer algunas verdades, como los planes militares de defensa de un país, contra un enemigo externo o interno. Aunque el periodista llegara a conocer estos secretos, debe callarlos para bien de la sociedad.
No todas las verdades son útiles para la sociedad. Por ejemplo, conocer detalles de la vida sexual de un político o de una figura famosa, no tiene utilidad alguna para la sociedad. Se satisfaría su curiosidad pero no su interés es, por tanto, información que se hace bien en callar.
Hay informaciones que hacen daño a los inocentes y que, por consiguiente, se deben omitir porque la información no debe hacer daño.
Documentación.
El periodista informa y explica a los demás los acontecimientos y los fenómenos noticiables, ayudando de esta manera al público a ampliar sus conocimientos sobre la actualidad. Y cuando se trata de problemas complicados, necesitados de una especial preparación y documentación previa, es mejor publicar esa información con algún retraso que arriesgarse a decir atrocidades sólo por querer dar la noticia antes que nadie. Sólo así se puede esperar que no haya abusos en la apreciada y necesaria libertad de expresión y libertad de prensa. Porque una libertad absoluta se identifica, como dice Edgar Morin haciendo la paráfrasis de un pensamiento de Hegel, con el crimen. Todas las experiencias nos enseñan que nadie es extremadamente civilizado. Un ciudadano tranquilo puede, en unas circunstancia
Luka Brajnovic.Deontología Periodística. Ediciones Universidad de Navarra. Pamplona, 1978.