Consultorio Ético de la Fundación Gabo
2 de Octubre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Cómo podemos ayudar a perfeccionar el ejercicio del periodismo hispano en los Estados Unidos, cuando un gran porcentaje de nuestros colegas nunca se han instruido en alguna escuela, instituto o Casa Universitaria? Existen en las universidades cursos a distancia como el que dicta periódicamente el TEC, Instituto Tecnológico de Monterrey está impresa una obra que durante más de 50 años ha llenado ese vacío a que usted se refiere: Scholaster Journalism, en español, Periodismo Académico, que es la versión de Exercises in Journalism de Clarence Hach y Tom E. Rolnicki existen instituciones como la Universidad de Florida que dictan periódicamente cursos de actualización.
Como ve, oportunidades y medios hay pero en el caso que usted menciona se echa de menos la voluntad de los dueños y directores de medios para exigir un nivel profesional a sus periodistas, adaptar los horarios y estimular la toma de cursos y, desde luego, un afán de superación de los propios trabajadores de los medios.
El de una exigente capacitación y actualización es un deber ético para cualquier periodista, no importa la edad, los años de ejercicio profesional o la jerarquía que haya alcanzado. Más que cualquier profesión, la del periodismo nunca termina de aprenderse y cada día descubre más anchos horizontes de conocimiento. Por tanto, no se trata de ofrecer medios de capacitación y actualización sino de abrir la conciencia de directores y periodistas a estas exigencias de la profesión.

Documentación.

Importante es la comprensión de que el periodista necesita formarse de manera adecuada. El oficio se transformó en profesión, con un sustento teórico y filosófico de peso. La sala de redacción ya no podía asumir sola la responsabilidad de formar esos profesionales. En este mundo de tribus globales, de lectores que fácilmente nos abandonan, no hay lugar para el periodista improvisado y a medio hacer.
El periodista, al igual que ha sucedido en otras profesiones, se ha tenido que convertir en especialista. ¿De qué otra forma puede manejarse la avalancha de información en sociedades cada vez más interdependientes y complejas? El periodista profesional se torna en un estudiante a perpetuidad porque no tiene otra opción. El futuro no se vislumbra menos exigente, al contrario.
La unión explosiva de los recursos tecnológicos con la función medular del periodismo, de informar, auguran un campo de acción casi ilimitado.
Se predice que el periodismo del futuro será individualizado, hecho a la medida de sus lectores. Se augura que, finalmente el periodismo tradicional impreso emulará a sus parientes del periodismo electrónico. De esta unión nacerá un híbrido, un periodismo impreso que se leerá en pantallas de computadora, que la gente llevará consigo, como quien carga ahora una libreta.
Y que el prototipo de este periódico, que finalmente descartará el papel se encuentra entre nosotros, la tableta Newton, de Apple.
El establecimiento de estos periódicos presupone un andamiaje tecnológico fenomenal, distante de nuestras realidades actuales. Pero lo que ahora nos parece tan improbable puede convertirse en realidad en un abrir y cerrar de ojos.
Si en el pasado se les asignó a los periódicos, precursores de los medios de comunicación, la formación de los periodistas, actualmente no existe duda alguna de que este reto compete a las universidades e instituciones de educación superior.
El debate actual ya no gira en torno a si el periodista nace o se hace. Lo que continúa en la palestra es cómo educar, de la forma más adecuada, a este periodista con retos cada vez mayores.

Helga I. Serrano
En Técnicas de Enseñanza del Periodismo. U de Florida y Trillas, México 1997. P. 7 y 8.

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