Consultorio Ético de la Fundación Gabo
2 de Octubre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Qué es la identidad periodística y cómo pueden influir en ella los estereotipos tan marcados que tiene entre estudiantes?
Cecilia Martínez López, Estudiante de Ciencias de la Comunicación, Universidad del Centro de México, San Luis Potosí, México. Señor Restrepo, con respecto a esta consulta, tengo algunas dudas que me han surgido. Usted inicia su comentario de la siguiente manera:"La identidad periodística resulta de la suma de los valores que definen el perfil ético de la profesión. Alrededor de un valor central, que es el compromiso con la verdad, giran otros valores que, en la práctica, se derivan del valor fundamental son, la independencia y la responsabilidad social. Aunados, esos valores trazan el perfil ideal o la utopía del periodista profesional." Mi pregunta es, existen algunos otros valores que conformen la identidad periodística aparte de los que usted ha mencionado, y si es así, acaso son universales, o es que cada quien tiene su propia identidad periodística, puesto que cada quien tiene sus propios valores? ¿ Se puede alcanzar ese perfil ideal del periodista, o cómo usted lo menciona es sólo una utopía?Porque si es así, entonces, nosotros como futuros profesionistas, ¿cómo poder enfrentar dilemas éticos, si lo que se nos ha enseñado es pura utopía?Y en cuanto a lo de los estereotipos, usted habla de que el periodista al estar bajo la mirada pública actúa de determinada manera, yo quisiera que me dijera cómo actuaría usted si cada periodista tiene su propia ética y la ejerce según las miradas de las demás personas, es decir como juzgar algún hecho de algún periodista, bajo este régimen.¿Cómo poder romper con los estereotipos tan marcados que tenemos? Agradezco de antemano la atención a la presente y espero poder recibir su respuesta.
Publicado por: Cecilia Martínez López en mar 25, 2003 12:00
La identidad periodística resulta de la suma de los valores que definen el perfil ético de la profesión. Alrededor de un valor central, que es el compromiso con la verdad, giran otros valores que, en la práctica, se derivan del valor fundamental son, la independencia y la responsabilidad social. Aunados, esos valores trazan el perfil ideal o la utopía del periodista profesional.
En cambio, el desconocimiento de la profesión, o intereses políticos o comerciales, ponen en circulación estereotipos que caricaturizan la profesión. El estereotipo es una verdad incompleta, un lugar común que, por su naturaleza, es inexacto e incapaz de descubrir toda la verdad de una profesión, porque se queda en la superficie, atrapado por lo más obvio y llamativo.
La profesión periodística se presta para esos lugares comunes. El hecho de trabajar siempre a la vista del público, concentra en el periodista todas las miradas, de modo que él y su oficio parecen ser ampliamente conocidos por todos el cine y la televisión, que lo presentan como protagonista de aventuras y dramas, ahondan el estereotipo de modo que hasta el propio periodista acaba por acogerlo y por deformar el sentido de su identidad profesional.
Ese estereotipo suele figurar como argumento para la elección de carrera, entre estudiantes que aspiran a ser ricos y famosos sin estudiar matemáticas y con figuración en los medios. Si la universidad no se aplica desde el primer semestre a corregir el estereotipo mediante un trabajo de conocimiento y reflexión sobre los fundamentos éticos de la profesión, es de temer que resulte formando periodistas con una equivocada identidad profesional.

Documentación.

Hasta mediados del siglo XX las carreras eran de periodismo porque así aparecía el problema que planteaban los medios desde el sentido común de la época. La comunicación estaba lejos de poner plenamente en conexión a estos medios masivos con el problema de los lenguajes o con las interrogantes de la producción de sentido o, menos aún, con una revolución tecnológica aún en pañales. La cuestión del sentido remitía a debates metafísicos que se libraban en carreras de filosofía, los códigos y sus usos -restringidos a la palabra escrita- se abordaban desde las carreras de letras y los aparatos eran todavía esencialmente un linotipo y un micrófono. Dilemas como los de la vinculación al mercado de trabajo o los del estatuto del conocimiento puestos en juego parecían capaces de resolverse por
Más cerca de la platea que de la pantalla, los periodistas de nuestras licenciaturas debían incorporarse a un mercado que jerarquizaba y complejizaba crecientemente las tareas vinculadas a la información y la noticia para lo que convenía dotarlos, por un lado de un conjunto diverso de saberes instrumentales, y por el otro de la información básica sobre la realidad que irían a mediar.
Es a partir de la quiebra de esta visión que nuestras carreras inician el camino de sus desventuras actuales. Dicho de otro modo: esas indeterminaciones que hoy nos marcan no son el resultado de un "origen maldito" sino, por el contrario, crecen más y más en una historia brutalmente signada por la transformación continua de las prácticas, las tecnologías, las instituciones intervinientes en la comunicación así como las perspectivas teóricas con que se los aborda, y los mismos escenarios sociales en los que estas prácticas y sus designaciones van a instalarse. Es, pues, en buena medida, en el espacio mismo de la sociedad que las formula, donde se produce esta ruptura de moldes conceptuales.

Sergio Caletti
En Profesiones, Historia y Taxonomías.
Revista Diá-logos de la Comunicación.

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