Consultorio Ético de la Fundación Gabo
2 de Octubre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Qué diferencia hay entre el periodismo amarillo y el sensacionalista? En el sentido que hoy se les da, se trata de dos nombres distintos para el mismo error periodístico.
Sin embargo el matiz diferenciador lo introduce el antecedente histórico de la palabra amarillismo. En la guerra de circulación entre los periódicos de Estados Unidos a finales del siglo XIX y comienzos del XX, alguno de los periódicos dio en publicar en la primera página la caricatura de Yellow Kid, un barbero chino que, mientras arreglaba los cabellos de los clientes, comentaba algún hecho. El simpático comentarista alcanzó una gran popularidad y le dio amplia circulación a su periódico. Ese recurso y otros parecidos con los que se buscaba la circulación diaria de los periódicos, se llamó amarillismo. El sensacionalismo también usa recursos de toda clase para aumentar las ventas y el principal de ellos es el enfoque de la información, que destaca el dato capaz de atraer más la curios
En los dos casos que, repito, en nuestro tiempo vienen a ser lo mismo, el gran reproche ético contra el sensacionalismo es que recorta, para el propio provecho, la verdad de los hechos, muestra únicamente o de modo preferente, lo que satisface la curiosidad instintiva de las personas y deja en penumbra los demás elementos de la noticia.
Otro reproche tiene que ver con el sentido de responsabilidad de los medios amarillos o sensacionalistas, que es débil o ausente para medir las consecuencias dañinas de ese amañamiento de la verdad. La noticia se convierte así en mercancía, mediante la manipulación del hecho noticioso. En efecto, para que venda, la información estimula la curiosidad aún a costa de la verdad, o de dar a conocer sólo una parte, generalmente la menos importante de los hechos.

Documentación.

Cabe hablar de dos tipos de sensacionalismo: el moderado y el exagerado.
El moderado, dirigido al interés humano destaca los valores periodísticos por causas extraperiodísticas ( Vg. económicas) y supervalora la noticia veraz. Está dirigido a vivenciar sensaciones preseleccionadas y llama la atención mediante efectos técnicos, sobre una noticia más o menos importante o insiste en un aspecto de la noticia sin ocultar los demás.
El sensacionalismo exagerado se dirige a las pasiones, despierta en el público los apetitos subculturales e inframorales, adultera la verdad con el fin de provocar efectos extrainformativos.
Se dirige a la curiosidad morbosa y facilita la "carnaza" de sensaciones nuevas, propagando la inmoralidad.
El primero fácilmente cae en errores éticos, mientras el segundo no sólo es poco ético sino completamente opuesto a la ética profesional periodística, sencillamente porque sus fines no son informativos. Pero, además, el sensacionalismo exagerado induce o puede inducir a la perversidad, excitando la violencia, el odio, la prostitución, también allí donde no existían.
Algunos defienden este tipo de sensacionalismo diciendo que con la exageración se sacia la curiosidad del público, provocando así consecuencias positivas. Desde el punto de vista teórico, esta opinión tiene su justificación, porque ya se sabe que las mismas causas pueden llevar a consecuencias distintas. Pero cuando ciertos fenómenos ( el crimen, la morbosidad, los diversos sucesos sociopatológicos) se tratan de una manera atractiva, sensacionalista y con la tendencia a atraer la atención, tal tratamiento puede lesionar gravemente la moralidad del público. Todo sensacionalismo que excite las pasiones o provoque la curiosidad morbosa es inmoral y, por tanto, opuesto a la Deontología Periodística.

Luka Brajnovic
En Deontología Periodística.
Ediciones Universidad de Navarra. Pamplona. 1978

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