
Hace poco un amigo policía me brindaba datos sobre intervenciones importantes ligadas a la policía. Para mi sorpresa fue detenido como miembro de una banda de asaltantes. Me vi en la obligación de dar la noticia y mostrarlo por la televisión. ¿Pero fue correcto hacerlo con quien se mostró amigo?
Los códigos de ética y los manuales de estilo reclaman la independencia del periodista en sus relaciones con las fuentes. La fuente no puede ser más que un recurso para obtener o confirmar informaciones, a la que se debe seleccionar de acuerdo con dos criterios principales:
Su conocimiento del tema de la información. Debe ser, por tanto, persona o institución con información suficiente sobre el tema, como para absolver idóneamente las dudas o preguntas del periodista.
Su independencia respecto de intereses relacionados con el tema de la información, que puedan sesgarla o recortarla.
Ni el agradecimiento, ni el cálculo pueden convertir a la fuente en un obstáculo para la tarea informativa del periodista. En casos como este, es claro que para el periodista debe prevalecer el interés y el derecho de sus lectores, oyentes o televidentes, a una información libre, completa y oportuna. Los eventuales intereses de la fuente siempre quedan en segundo lugar.
Documentación.
Es un deber ético del periodista mantener una total independencia frente a las fuentes, cualesquiera que sean sólo así podrá garantizar a quienes reciben su información que los datos obtenidos de la fuente han sido probados y comprobados y que, por tanto, son creíbles.
El código ético de los periodistas de Venezuela preserva la independencia del periodista respecto de la fuente, cuando descarta la posibilidad de que reciba remuneración alguna de entidades o personas que le sirvan de fuente y ordena que se denuncien " las presiones de la fuente ante su empleador para ser removido de ella sin causa justificada." (Art. 19 y 23)
El código del Círculo de Periodistas de Bogotá agrega que es " aconsejable que el receptor conozca la fuente de las informaciones. Esto otorga mayor credibilidad y fija una mayor responsabilidad sobre lo que se afirma." Pero tampoco es suficiente. En efecto, sobre ese aspecto se pronuncian los códigos de ética de otros países. Todos afirman que la autoridad de la fuente no releva al periodista de las tareas de comprobación de sus datos.
Herrán y Restrepo.
Etica para Periodistas. Tercer Mundo. Bogotá, 2000. P 251 y 252.