Consultorio Ético de la Fundación Gabo
29 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Se puede aceptar una compensación ofrecida al periodista por una fuente que resultó beneficiada por un trabajo periodístico excelente? ¿Aún si esto no condiciona al periodista al momento de redactar? En esta materia los códigos y las prácticas de los medios más respetables suelen ser tajantes y sin concesiones casuísticas. Así aparece en los códigos de ética de Bélgica, España, Francia, Grecia y en el de la Associated Press. El código de Alemania Federal condena por igual dádivas, ventajas, privilegios y regalos "porque comprometen la independencia del periodista."
En 1975 la AJRAP, asociación de jefes de redacción de la Associated Press, adoptó un código en el que se lee: "no deben aceptar bienes de valor de las fuentes informativas o de otras personas, ajenas a la profesión. No deben aceptarse obsequios, ni viajes, agasajos, productos o alojamiento gratuitos o a precio reducido. Los gastos relacionados con la tarea periodística deben ser pagados por el periódico. Deben evitarse los privilegios especiales y el tratamiento especial para los miembros de la prensa."
Es explicable este rigor porque la independencia es un elemento imprescindible para hacer periodismo. O visto desde otro ángulo, los atentados contra la independencia del periodista a través de regalos y privilegios, son numerosos y frecuentes porque constituyen un mecanismo eficaz para ejercer control sobre la información y condicionarla de acuerdo con los intereses de alguna persona o institución. Cuando los periodistas rechazan dádivas, honorarios que no proceden de la empresa en que trabaja, honores otorgados por entidades o personas que pueden ser fuentes e información, ventajas privadas, invitaciones, viajes y obsequios, defienden un bien esencial: su independencia. Los códigos, por tanto, trazan un perfil austero del periodista y lo colocan por encima de la preocupación por el lucr

Documentación.

¿Qué sucede si usted es el editor en jefe de un periódico y recibe un anónimo aparentemente de un vendedor de camperos, donde se acusa a un popular periodista suyo de disfrutar gratis de un campero último modelo? La carta, que parece auténtica, también lo acusa de mencionar los camperos de esa marca en sus artículos, pero nunca otras marcas de camperos similares. Usted confronta al periodista y este admite que por un año dispuso de un jeep de 10 mil dólares, libre de gastos. Aunque aceptar un regalo así está prohibido por el código de ética del periódico, el periodista en cuestión no tiene faltas en su hoja laboral de 16 años en el periódico y alega que no ha hecho nada malo y que el uso del campero no ha influido en sus artículos. ¿Qué hará usted? ¿Confiará en su palabra? ¿Lo expulsará d
En Kansas City donde sucedió esto, Michael J, Davies quien era editor de los periódicos Sun y Times concedió al periodista otra oportunidad pero una semana después decidió despedirlo. Después de advertirle que "caminaba sobre hielo muy frágil," mandó fijar notas en los tableros de boletines de la sala de redacción en los que se anunciaba una "semana de amnistía" para que todos se presentaran a declarar sus pasadas violaciones al código ético, las cuales serían perdonadas de forma que se pudiera comenzar de nuevo el siguiente lunes. Davies descubrió entonces que el periodista no solamente había ocultado parte de la verdad acerca del regalo del jeep también descubrió que tenía tapados "otro par de caramelos." Davies lo despidió en el acto y asignó dos reporteros a investigar la ética de lo
La provisión del código de ética del Star y Times que costó a este editor deportivo su empleo establece que "bienes del mercado que puedan interpretarse como recompensa por cubrimiento realizado o que induzcan a uno futuro, deben rechazarse." Virtualmente todos los códigos de ética de los medios contienen disposiciones similares destinadas a combatir los intentos de intereses externos de comprar publicidad favorable a través de favores a periodistas. Estos favores se ofrecen de varias maneras, desde almuerzos gratuitos hasta abrigos de pieles, desde botellas de licor en Navidad hasta viajes a Tahití. Sin considerar el valor de tales regalos, los motivos de sus donantes son los que molestan a los periodistas pensantes."

Eugene GoodwinEn Por un Periodismo Independiente, Tercer Mundo, Bogotá, 1994. P 113-114-115.

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