Consultorio Ético de la Fundación Gabo
29 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Cuáles son los casos más frecuentes de censura y autocensura periodística en Colombia? Por favor, cíteme ejemplos del último año. Además de los casos cotidianos que se registran en los medios en los que al periodista se le impide informar sobre hechos que puedan afectar el interés de los propietarios del medio, o de sus amigos, o de algún anunciante, el caso de censura más evidente es el de las amenazas de muerte contra periodistas. Amenazar o asesinar a un periodista es la forma de censura más drástica que se da en Colombia. Según el registro de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) fueron censurados con la muerte, este año, Luis E. Alfonso, en Arauca Guillermo Bravo, en Neiva Jaime Rengifo en Maicao y José Emeterio Rivas en Barrancabermeja.
Otra forma de censura es el secuestro como el de dos periodistas extranjeros en Arauca, el de un equipo periodístico de RCN televisión o el de un periodista en Tolima. Se les suman los ataques contra medios de comunicación como los de Cúcuta, y las amenazas.
El caso más claro de autocensura es el que actualmente se da en Arauca en donde la población sabe lo que pasa en el país pero ignora lo que pasa en su población y en su departamento porque, amenazados de muerte, todos sus periodistas o emigraron hacia Bogotá, o se silenciaron y se dedicaron a hacer otra clase de programas radiales o de televisión, que no tienen que ver con las noticias.

Documentación.

¿Se puede informar u opinar en Colombia sin ser atacado, amenazado o asesinado? La respuesta a esta pregunta es, en últimas, el mejor indicador de la libertad de expresión en el país. En el fondo de las estadísticas sobre periodistas y medios silenciados, además de la tragedia personal que se esconde detrás de cada caso, hay un fenómeno que afecta el núcleo de cualquier democracia: la sociedad colombiana se está quedando sin información libre.
No puede haber información libre en un país en donde matan a un periodista cada mes, como ha ocurrido a lo largo de 2003. Es imposible no sentir miedo al informar u opinar sobre la guerra en un país donde los tres principales medios de una ciudad como Cúcuta son atacados con bombas. No puede exigirse valentía a los periodistas de una región como Arauca, que han visto asesinar a dos de sus colegas en menos de un año.
El país está atravesando un período especialmente crítico para la libertad de prensa. La disputa de los grupos ilegales por el control de la población civil en algunas regiones, ha convertido a los periodistas en el primer blanco de quienes quieren infundir terror como una forma de dominio. Las mafias que se han conformado entre políticos corruptos y grupos guerrilleros o paramilitares, representan un riesgo para los periodistas que se atreven a denunciar sus negociados. Las autoridades civiles y militares de algunas regiones, e incluso a nivel nacional, no entienden que su deber es proteger y facilitar que los periodistas y los medios de comunicación informen, pues la vigilancia de las actuaciones del poder es uno de los principios básicos de cualquier democracia.
Frente a este panorama los periodistas y, en general, la sociedad colombiana, tienen dos opciones: convivir con el hecho de que a decenas de personas las maten por decir lo que piensan, o comenzar a promover acciones, grandes y pequeñas, para proteger el derecho a informar sin miedo.
Todas las cifras e informes sobre libertad de prensa en Colombia ubican al país al lado de dictaduras o regímenes donde la ley permite encarcelar periodistas por criticar a sus gobiernos. A los defensores de derechos humanos de otras latitudes les sorprende saber que Colombia, a diferencia de sus vecinos, tiene un marco legal que protege la libertad de informar. En América, Colombia junto con Cuba, Haití, y recientemente Venezuela, son los países donde, según Freedom House, la prensa no es libre. A estas organizaciones es necesario explicarles que el Estado en Colombia es incapaz de proteger muchos derechos en vastas regiones del país y que esa incapacidad ha sido aprovechada por quienes por vía de la violencia se disputan el control de territorios militar y económicamente estratégicos.

Fundación para la Libertad de Prensa.
Informe de Gestión 2001-2002.

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