Consultorio Ético de la Fundación Gabo
29 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

En vista del poco salario que reciben los periodistas en esta región (312 dólares aproximadamente) ¿es antiético cobrar por trabajos puntuales de cobertura periodística? Desde luego que cobrar por una noticia, o una entrevista, o por no publicar una noticia o una entrevista, degrada el ejercicio profesional y convierte al periodista y al medio en extorsionistas. En la prensa decente del mundo se mantiene claro y vigente el principio de que la información ni se compra ni se vende, porque se trata de un bien público.
Pero el solo hecho de un mal salario para los periodistas plantea problemas éticos que van desde el obvio acto de injusticia por parte de la empresa, hasta el peligro en que se ponen la dignidad y la independencia del periodista.
La empresa que paga malos salarios, defrauda al periodista y a la sociedad especialmente a esta porque deja de cumplir el compromiso adquirido con ella: ofrecerle una información veraz, imparcial y oportuna. Las licencias o concesiones que los gobiernos otorgan a las empresas de comunicaciones, les entregan un bien social para que lo manejen técnicamente en beneficio de la sociedad. Esto significa que deben proveer una información de calidad porque con información mediocre o mala es imposible el funcionamiento de la democracia. Y un periodista mal pago no puede proveer una buena información.
De este hecho resulta la obligación ética del periodista, de defender salarios decentes para sí y para sus colegas al mismo tiempo aparece antiética la práctica de regalar el propio trabajo. Apoyar con el silencio y con la aceptación, el truco empresarial de pagar por cada nota, para burlar la obligación de pagar prestaciones sociales y el contrato de trabajo que garantiza sueldo fijo y prestaciones, es antiético porque legitima unas prácticas empresariales injustas que determinan la producción de una información de mala calidad.

Documentación.

Cuando el periodista tiene que mantener una casa, educar unos hijos y mirar al futuro siempre incierto, es lógico que tenga intereses económicos familiares de consideración. El ganar dinero para vivir con dignidad es parte de la vida humana que no puede ser olvidada de forma irresponsable. Por eso los textos deontológicos piden que el periodista viva dignamente de su trabajo. Es un derecho natural. Pero no está exento de abusos. De ahí que la paga de un salario justo no se limite solamente a satisfacer ese derecho. Se trata también y de forma más explícita de que el periodista no tenga excusas para dedicarse a actividades que pudieran dar lugar a corruptelas. Hoy en día cabe sospechar que, con frecuencia, los intereses crematísticos tienden a prevalecer sobre los estrictamente informativos. La información es un asunto de empresa y el lucro el mayor estímulo, por más que en los códigos deontológicos siga prevaleciendo el ideal de la verdad sobre el de lucro. Un buen sueldo oficial es la mejor manera práctica de salir al paso de las posibles corruptelas por parte de los periodistas.
Y qué decir de un periodista que se considera mal pagado. Lo más probable es que se busque trabajos adicionales o complementarios, incluso con perjuicio de sus propios colegas de profesión. Algunos periódicos prohíben cualquier ocupación adicional que no haya sido autorizada. Si uno se considera mal pagado, lo correcto es exigir sus legítimos derechos, los cuales dejan de ser legítimos cuando son robados a los propios compañeros de trabajo.

Niceto Blázquez.
En Etica y Medios de Comunicación. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid. 1994.- Páginas 277 y 278.

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