¿Qué función debe cumplir un cronista de televisión cuando la fuente se niega a contestar y debe salir al aire aunque no tenga la noticia?
¿Estos cronistas son periodistas? El deber ser de un cronista de televisión es exigente y, por tanto, ha de cumplirse con personal especializado. Obviamente tiene que ser periodista.
Este cronista guía a los televidentes por entre los vericuetos de la programación de los distintos canales, señalando lo que merece verse y explicando por qué es un material valioso el de esos programas. En casos extremos promueve debates con voces de especialistas e investigadores de medios, sobre propuestas de televisión engañosas o francamente malas.
A través de esta función de guía, el cronista de televisión cumple una tarea docente porque convierte al televidente pasivo en un receptor activo, con elementos suficientes para mirar con ojos críticos y con capacidad para determinar por qué es bueno un programa de calidad y por qué es malo otro sin calidad. No menciono el pobre menester de entrevistar actores y actrices o de trasegar con chismes de farándula porque la vecindad de esos trabajos con la publicidad y con las relaciones públicas, convierte este periodismo en una actividad fronteriza, más cercana a lo para-periodístico que a la crónica de televisión.
Obviamente el periodista no puede depender de una sola fuente ni de un solo tema para servir a sus lectores. Es de la práctica del buen periodismo, disponer de variedad de fuentes y de temas.
Documentación.
La verdad es que en América Latina si usted quiere hacer carrera política, su mejor opción es meterse a locutor o a cantante. Si quiere un cargo público, comience haciéndose simpático ante oyentes y televidentes. No es broma. Haga memoria de la cantidad de personajes que han ingresado a la vida política por la puerta del arte o el deporte, desde Jonhny Ventura, hasta Palito Ortega, pasando por Pelé y Rubén Blades. Saque la cuenta de los animadores de radio y televisión que postularon y ganaron sillas curules, desde Sussy Díaz que llegó al parlamento peruano, hasta el compadre Palenque que explotando lágrimas populares consiguió la alcaldía de La Paz, sin olvidar a Silvio Santos, el fotogénico showman brasileño, que de no haberse invalidado su candidatura presidencial llegaba direintinho al Palacio de Planalto.
El camino se recorre también al revés: los gobernantes se las dan de artistas y deportistas para ganar puntos en un sistema político cada vez más farandulizado. Carlos Menem coquetea con Xuxa y payasea con Tinelli. Antanas Mockus, alcalde de Bogotá, celebra su matrimonio en un circo. El caso más pintoresco es el de Abdalá Bucaram quien graba un CD con Los Iracundos y juega fútbol con el Club Barcelona.¿Nos representan quienes dicen hacerlo? ¿Cómo distinguir más allá de las luces del teatro, las máscaras y los rostros, las voces que recitan libretos aprendidos y las que hablan con sinceridad? No resulta fácil para el público, muchas veces encandilado ante lo que ve y oye. Tampoco resulta optativo para los mismos actores que, quiéranlo o no, deben salir a escena. Unos y otros, humoristas y oportunistas, están convencidos de que hoy no puede consolidarse ningún liderazgo sin la mediación de los medios.
José Ignacio López Vigil
En Los Medios en el Medio. Chasqui 59, septiembre de 1997. P. 64.