¿Es ético por parte de los diarios publicar sus propias promociones comerciales como notas informativas? ¿Esas promociones pueden ser consideradas publirreportajes, aún cuando lo anunciado sea el mismo periódico? Las prácticas avaladas por los manuales de estilo indican que toda información publicitaria debe diferenciarse con claridad de la información que da el periódico en sus páginas de noticias. Esta información noticiosa es acogida por los lectores sin reservas porque saben que se trata del resultado de un trabajo profesional, que no tiene otro objetivo que el de servir a los lectores. En cambio el anuncio publicitario está hecho con información interesada, que tiene el objetivo de estimular las ventas de un producto o servicio.
Es legítimo, en consecuencia que un periódico utilice la publicidad para promover las suscripciones, pero dentro de las normas que se le imponen a todos los anunciantes, entre los que se destaca la obligación de presentarla de modo claramente diferenciado de la noticia, para eliminar la posibilidad de engaño o de confusión. Presentar la publicidad como si fuera noticia es un engaño y, además, un abuso. El espacio de la información es de los lectores y a los dueños del periódico les corresponde administrar ese bien público que, por supuesto, es propiedad ajena.
Documentación.
El País debe ser un periódico independiente que no pertenezca ni sea portavoz de ningún partido, asociación o grupo político, financiero o cultural. Y aunque deba defender la necesidad de la libre empresa, y aunque su economía dependa del mercado publicitario, el periódico rechazará todo condicionamiento procedente de grupos económicos o de presión.
Libro de Estilo de El País, Madrid. P. 652.
El deber del diario es para con sus lectores y el público en general, y no para con los intereses privados de sus dueños. En pos de la verdad, el diario deberá estar dispuesto a sacrificar sus bienes materiales en caso de que ese curso de acción sea necesario para satisfacer el bien público. El diario no deberá ser aliado de ningún interés específico, y deberá ser imparcial, libre y puro en sus puntos de vista respecto de los asuntos públicos y los hombres públicos.
Código de conducta de The Washington Post.
Uno de los primeros recaudos para servir al lector es que en el diario pueda diferenciarse con claridad qué es información y qué es publicidad. En consecuencia, se usan tipografías y diagramaciones diferentes para cada uno de esos materiales.
Uno de los mayores errores que suele cometerse en este punto es el de publicar como texto original lo que es un aviso disimulado. La Nación no admite semejante violación de la confianza de sus lectores.
Manual de Estilo y Ética Periodística de La Nación, Buenos Aires.
(Los publirreportajes) se presentarán de tal manera qe a pesar de que el arte o la diagramación original intenten parecerse a una información, el lector debe quedar debidamente prevenido de que se trata de un aviso comercial.
Libro de Estilo de El Comercio, de Lima. A. 13.3.1