Tuve una gran pelea con mi editor porque dice que mi reportaje está mal porque a él no le parece el tono fresco que utilizo. Sin embargo mi intención es hacerlo ameno y divertido. En un momento escribí que el entrevistado era de tipo farandulero y que se la pasaba con celebridades y nos había tratado de lo mejor el editor dijo que sólo estaba consiguiendo insultar a la persona. ¿Qué debería hacer? No quiero publicar algo que no sea mi estilo, pero pierdo la oportunidad de que se publique algo con mi nombre, ya que soy estudiante y necesito portafolio. La redacción de un reportaje, o de una crónica, o de un análisis, nose logra con la sola aplicación de las fórmulas que aparecen en lostextos o que se dan en las clases de universidad. Por supuesto tampocopueden ser un asunto de " frescura" o de voluntad de hacer un textoameno y divertido.
A una buena redacción se llega por la vía de un trabajo arduo, de muchaautocrítica, de lectura constante de los mejores en el oficio, y dehumildad para aceptar las críticas y para solicitar la guía de los másexpertos que, en una redacción, suelen ser los editores y los jefes deredacción.
Son estos recursos los que le permiten al periodista formar su estilo,que no es el resultado de una improvisación ni de un capricho personal,sino de una disciplina personal para eliminar lo defectuoso y de malgusto y para afirmar lo bueno. En esta tarea uno es un mal juez y guíade sí mismo y necesita la orientación de otros.
Cuando toda esta etapa de aprendizaje y formación se ha cumplido - tantoen la universidad como en el ejercicio profesional,- entonces - y sóloentonces- se puede pensar en el portafolio.
Documentación.
Escribir relatos no es un acto neutro. Narrar, por lo menos enperiodismo, también implica una posición ética. Esta posición, entreotras cosas, obliga al periodista a respetar la vida íntima de laspersonas. Como dice Gay Talese, una cosa es investigar y otra fisgonear:un periodista no debe entrometerse en la vida de los demás, ni meter lasnarices en donde es impropio hacerlo. Por el contrario, tiene que buscarcon respeto las fuentes de sus relatos. Por supuesto que debe ser agudoy perceptivo, pero no asaltar a la gente. El trabajo de campo para unaentrevista, un reportaje, una crónica o un perfil, es un juego limpioque ha de hacerse siempre poniendo todas las cartas sobre la mesa.
Pero la ética del periodista no incluye sólo el respeto a la intimidad también implica otras obligaciones. La primera de ellas es buscar laverdad por encima de todos los obstáculos y de los intereses políticos,económicos o ideológicos de los propietarios o los editores del medio decomunicación para el que trabaja. Es decir, por encima de la mismaautocensura...
También es otro objetivo del buen periodismo narrativo, no forzar larealidad para que se acomode al esquema del relato. No exagerar, serexacto.
Escribir un relato no significa abusar de todas las libertades paratrastocar la realidad al amaño de la imaginación. Si se cambia un solodato en un reportaje o en una crónica, esto los convierte de inmediatoen literatura.
Juan José Hoyos.
Escribiendo Historias. Editorial Universidad de Antioquia.Medellín, 2003. Páginas 386 y 387.