Consultorio Ético de la Fundación Gabo
26 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

Al momento de contar todas las versiones de un hecho criminal, ¿debe tener el asesino los mismos derechos que la víctima? ¿Es ético contar todos los detalles de un horrendo asesinato? Las normas que tienen relación con su pregunta establecen:El derecho de las personas acusadas a exponer su punto de vista en el curso de la información sobre el hecho. El periodista, por su parte, debe ser tan crítico con este testimonio como con las declaraciones de las víctimas.Si la persona acusada no ha sido sentenciada y condenada por el juez, debe presumirse su inocencia y en tales términos debe presentarse la información. Hablar de alguien como "el asesino", antes de la sentencia judicial es una abusiva suplantación de los jueces y una violación de un derecho fundamental.El sensacionalismo es descrito como una desfiguración de la verdad con fines comerciales. En efecto, la versión exacta del hecho desaparece bajo el peso de los detalles que provocan sensación y que impiden un conocimiento de toda la realidad. El reparo ético a esas versiones truculentas tiene en cuenta el compromiso del periodista con la verdad que descarta toda práctica sensacionalista.

Documentación.

El periodismo, en oposición a la política, es un arte en que el fin no justifica los medios. Por eso no se pueden menos que abominar recursos como el engaño, el empleo de información privilegiada, el soborno, el acoso a la fuente, el encubrimiento de la identidad del periodista y el uso de instrumentos para la captura ilegal de información (cámaras ocultas, webcams furtivas y otros pertrechos).
El principio de presunción de inocencia es la primera víctima de los excesos del llamado periodismo de denuncia. Periodistas que se auto imponen funciones de policías, alguaciles y carceleros, atropellan los beneficios procesales de los individuos sometidos a juicio e incluso se arrogan la potestad de declarar culpabilidad y dictar sentencia.
La tentación amarillista es incontenible a la hora de cubrir tragedias accidentales, catástrofes naturales o simples espectáculos de la miseria social. Las personas involucradas se convierten en objetos sin derechos ni dolientes para una jauría creciente de periodistas y medios con ávida pasión por el morbo.
...Nos duele mucho la lista larga de periodistas asesinados o ilegalmente encarcelados y de medios de comunicación censurados, clausurados o hasta dinamitados. ¿Y qué tal si sumamos por puro ejercicio autocrítico las víctimas de las noticias "montadas", los presos inocentes que ayudamos a mantener entre rejas por acción o por omisión, las reputaciones acribilladas por columnistas vengativos, las verdades inmoladas a costa de la autocensura, los abusos mediáticos cometidos por órdenes del rating? Se adivina una lista mucho más dramática que las estadísticas publicadas cada 3 de mayo por Reporteros sin Fronteras y las oficinas de comunicación de UNESCO.

Jesús Urbina Serjant.
Periodistas y decisiones morales. En www.saladeprensa.org

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