Consultorio Ético de la Fundación Gabo
26 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Cómo puede el periodismo cubrir conflictos sin alimentar los odios y rencores que lo generaron? La tarea que se han propuesto los mejores de la profesión a quienes correspondió informar en medio de conflictos, fue la de generar una información que fuera útil para todos, los de un lado y los del otro y, además, a los neutrales. El reto, pues, ha sido hallar un lenguaje y una información útiles para todos.
Este planteamiento implica un conocimiento más amplio que el de cualquiera de los que, al tomar partido, han asumido los odios, las lealtades y las limitaciones de los que han escogido una trinchera. El periodista ni defiende ni ataca en estas coyunturas porque sabe que puede servir a unos y a otros y que su servicio es el conocimiento no contaminado por la toma previa de posición.
Al asumir la función de dar un mejor conocimiento, el periodista sabe que contribuye a la comprensión entre los que están confundidos por el conflicto. En efecto, buena parte del conflicto entre las personas y los grupos, nace de no conocerse y, por tanto, de suponer en el contrario lo peor y de ignorar lo que hay en él de mejor.
La tarea del periodista en un escenario de odio, se resume en esas dos actitudes: la de tomar distancia respecto de los bandos enfrentados para conocer mejor sus motivos y su circunstancia histórica y la de ofrecer una información útil para que los contendores se conozcan mejor. Esto, desde luego, descarta el periodismo-propaganda favor de unos o de otros, y el periodismo que se propone estimular conflictos dos formas de degradación de la profesión.

Documentación.

Esto depende de la conciencia y la responsabilidad de los medios. Si buscan soluciones humanas y positivas, deberían comprometerse a conocer profundamente los problemas y las razones de esas situaciones y nunca utilizar el idioma del odio que alimenta el conflicto armado.
Con respecto a los periodistas en situaciones de ese tipo, su primera característica a procurar o conservar es la de ser humano, y hablar o escribir un lenguaje de entendimiento y de comprensión de la paz, sin utilizar el odio o estimular la venganza. Creo que nuestro papel cuando escribimos sobre la guerra consiste en recordar y entender que estamos ante una situación trágica para todos sus participantes. La guerra es el único fenómeno humano en el que todos son víctimas, todos pierden, todos terminan infelices.
Además, una vez una guerra empieza, resulta muy difícil terminarla. Hay guerras que llevan treinta años sin perspectiva alguna de que vayan a acabar. Cuando uno escribe sobre estas sociedades destruidas por años, por generaciones, debe tener en cuenta lo que padecen, la desgracia que sufren, la tragedia que atraviesan.

Ryszard Kapuscinski.
Los cinco sentidos del Periodista. Fondo de Cultura Económica y Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. México, 2003. Páginas 80-81.

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