Consultorio Ético de la Fundación Gabo
26 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

Suele ocurrir que una nota informativa termina en editorial. Esto no es voluntario sino por la premura del tiempo. ¿Hay alguna forma de evitar esto? La escasez de tiempo era una explicación, pero no una justificación para los erroes que se reflejan en un periodismo de mala calidad. Entre esos errores están las notas informativas convertidas en malos editoriales del redactor las afirmaciones sin sustentación, las informaciones con una sola fuente o con la misma fuente de siempre la redacción desmañada o confusa. Los periodistas con experiencia enseñan, con base en el aprendizaje que les ha dejado su trabajo, que el tiempo tiene que ser planificado con imaginación e inteligencia, para evitar que todas las tareas se acumulen en los últimos minutos. Hay tareas que se pueden hacer en las primeras horas y otras, las que lindan con la hora de cierre, deben ser las menos en número y, en lo posible, las que requieren minucia menor.
Por otra parte, cuando el reportero ha reunido a lo largo del día los datos que necesita y los ha sometido a confirmación y análisis, a la hora de redactar se mantendrá apegado a los hechos y muy distante de las tareas del comentarista o del opinador que, en su caso, son trucos para engañar al editor y al lector.
Aparecen, por tanto, dos claves para evitar el error de meter editorial por noticia:
a) El uso inteligente del tiempo
b) El respeto al lector que espera del periodista noticias y no editoriales.

Documentación.

Cada vez que la noticia ha dado impulso a la difusión de la prensa se ha podido advertir lo íntimamente ligada que estaba al comentario. Un periodista clarividente, Emile de Girardin, escribe en 1836: "La Presse dentro de seis meses habrá rebasado los diez mil suscriptores. Sólo este número y la necesidad de conservación la obligarán a ser nacional, en el sentido más amplio del término, es decir, que deberá representar y defender no la opinión interesada de un partido exclusivo, sino los verdaderos intereses generales".
El público de una causa es limitado. Para ampliarlo hay que que ampliar los horizontes del interés. Girardin quiere más difusión para su periódico y para ello necesita, por lo pronto, abaratar el precio.
Las demarcaciones estrechas de los partidos, dice Girardin, quedarán borradas por la prensa de bajo costo y de amplia difusión. Pero aún falta algo más: separar las noticias de los comentarios, las informaciones de las opiniones. La división del diario en dos secciones, una para la información y otra para la opinión, le parecía a Girardin un pensamiento de futuro, una anticipación. Y efectivamente lo era. La información sin comentarios es aceptada por más personas, inspira una confianza más amplia que la opinión con hechos. Y son más los que la comentan. De modo que la necesidad misma de comentar los hechos y que sean más los que los comenten, lleva a dar información separada del comentario, a buscar un estilo de comunicación de noticias relativamente neutro y aceptable para todos.

Lorenzo Gomis.
Teoría del Periodismo. Paidos. Barcelona, 1997. Páginas 54 y 55.

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