Consultorio Ético de la Fundación Gabo
26 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

Quiero conocer su opinión sobre el periodismo de espectáculos. El periodismo de espectáculos puede ser una guía inteligente para los espectadores cuando les aporta elementos de juicio crítico para que sean conscientes de las cualidades o defectos del espectáculo. Esto supone en el periodista un amplio conocimiento de las obras, de los autores, de los actores y de las técnicas de los medios, sean de teatro, de cine, de televisión, de ballet, de comedia, etc. Es, por tanto, un periodismo pensado y hecho para el receptor del espectáculo y pretende hacer de él un receptor activo que sabe cuándo el espectáculo es bueno, mediocre o malo y por qué algo muy diferente del espectador que no sabe por qué es bueno o malo su espectáculo y acaba recibiéndolo de modo pasivo y sin elementos para una comprensión inteligente.

Hay otra forma del periodismo de espectáculos, que se convierte en un híbrido entre periodismo y propaganda porque depende de los intereses comerciales de los promotores del espectáculo o de los propios actores. Esta forma degradada del periodismo promueve actores, directores y empresarios, se mueve en el ambiente viciado de los chismes y escándalos del mundo del espectáculo, sus periodistas son especialistas en la vida privada y en las historias picantes y, a la vez, son eficientes promotores del negocio del espectáculo y explotadores de la vida privada convierten al periodismo en una práctica mafiosa y de dudosa reputación, que no requiere inteligencia alguna.

Documentación.

Los líderes y patrones de este subgénero informativo defienden su causa atribuyéndole tres presuntas cualidades: amabilidad, imagen y verdad. Sobre la amabilidad no cabe la menor duda. Tanto en la selección de noticias como en el enjuiciamiento de personas y de hechos, el trato amable es una consigna que su cumple a rajatabla. Lo malo es que con esa consigna se ocultan o se idealizan formas de conducta de dudosa calidad ética. Es una amabilidad estratégica e interesada, que no consigue esquivar los escollos de la manipulación.

Las imágenes predominan sobre el texto, y si son instantáneas y en color mucho mejor. Las cifras en dinero por esas imágenes desbordan la imaginación normal, aumentan la espectacularidad y los ojos se pegan ellas como lapas.

(...)Lo que resulta más chocante es que se pretenda invocar la verdad como atributo de este género de prensa. (...) Aún el criterio de amabilidad en este tipo de prensa está viciado por el afán de halagar a personas económicamente prometedoras, así como de poner precio a la intimidad, a los sentimientos, el sexo y los escándalos de los poderosos, cuya vida suele ser idealizada a base de chismes, rumores, mentiras manifiestas y abuso de los intereses privados. Según el director de una de estas famosas revistas, "algunos personajes inventan noticias con fines únicamente lucrativos". Otro confiesa que a veces no paga a los protagonistas de sus informaciones porque "no son más que noticias inventadas por ellos mismos para tratar de sacar a la prensa un dinero que ellos no han sido capaces de ganar dignamente".

(...) En nombre de la reflexión ética resulta muy difícil compaginar la nobleza de la profesión informativa con esta clase de periodismo.

Niceto Blázquez.
ética y Medios de Comunicación. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid 1994. Páginas 313-314.

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