¿Por qué cree que los Defensores del Oyente son pocos en el mundo? ¿Por qué en la mayoría de los casos los Defensores del Oyente surgen en medios públicos y no privados? Al parecer, la multiplicación de los Defensores del Lector - en contraste con el número escaso de los defensores del oyente y del televidente- se explica porque históricamente esta institución nació en los periódicos y obedece a la larga tradición del periodismo impreso.
El periodismo de la radio y de la televisión tiene una historia más reciente y su operación depende de las licencias que el estado otorga en razón de la propiedad pública de las ondas de radio y televisión.
Esta circunstancia parece explicar que los defensores de televidentes y oyentes hayan aparecido con frecuencia mayor en medios públicos. Los gobiernos creen cumplir eficazmente con su deber de proteger los derechos de la ciudadanía, mediante la creación, por ley, de los defensores. La práctica ha demostrado que operan con una mayor eficacia los defensores que el medio de comunicación crea de modo espontáneo y libre, porque más que un requisito legal, el defensor se mira como un imperativo ético.
Se trata de hacer real el derecho de los receptores a exigir y tener una información de calidad, de proteger derechos a la intimidad, a la honra y el buen nombre, de urgir transparencia de los medios y su respuesta a la sociedad y estos son requerimientos más éticos que legales, a los que el medio de comunicación corresponde con el nombramiento de un defensor.
Documentación.
En un comienzo el defensor era un funcionario público que velaba por el correcto funcionamiento de los medios. En la actualidad ejerce esta vigilancia ética en relación con la actividad de un solo medio en particular y no de todos ellos. Corresponde por tanto a cada medio la decisión de dotarse o no de esta figura profesional.
Como mecanismo de autorregulación, el defensor tiene sobre todo dos objetivos: alcanzar la excelencia profesional y servir con eficacia al ciudadano.
En el primer caso se espera del defensor que contribuya a perfeccionar la labor profesional de los periodistas y a elaborar un producto de calidad. Para ello, el defensor vela por el respeto de la ética profesional y de los códigos deontológicos del periodismo, fomenta la autocrítica, el diálogo interno y la credibilidad del medio, cuida el lenguaje y la imagen pública de los profesionales del medio y previene el corporativismo.
Para conseguir el segundo objetivo, el de servir con eficacia al ciudadano, el defensor impulsa la participación activa de los públicos en el proceso informativo, atendiendo a sus quejas y dudas y animándoles a que defiendan sus derechos. A su vez, todo ello contribuye a formar al ciudadano como consumidor de información, a mejorar la relación del medio con sus públicos y a consolidar la autorregulación.
Susana Herrera y Rosa Zeta.
Ombudsman. Universidad de Piura.2004. Página 31.