¿Qué es y qué no es un periodista? Esta pregunta está respondida en los códigos de ética. Los que voy a citar, de distintas partes del mundo, revelan un consenso sobre el tema. En la documentación aparecerán otras visiones sobre lo que es y no es un periodista, asunto que no es tan elemental como parece. Muchos de los conflictos éticos del periodista tienen como base, un problema de identidad profesional, o sea de incertidumbre acerca de lo que es y no es un periodista. Tener esto claro da una garantía de seguridad a la hora de abordar un conflicto ético.
Para el código de ética de los periodistas japoneses la diferencia entre periodistas y periódicos con otros trabajadores y empresas radica en su gran influencia sobre el público: "de esta distinción surge el estado social especial de los periodistas". Ser periodista, por tanto, es estar al servicio de la sociedad, de toda la sociedad, y no de una empresa.
El Estatuto de los Periodistas de la República de Malí da dos definiciones: el perfil moral de alguien responsable, respetuoso de las convicciones del público, objetivo, libre, exclusivamente dedicado a tareas compatibles con su dignidad y concluye con una descripción legal, o sea la de quien tiene como ocupación principal el ejercicio profesional en una agencia de información o en una publicación pública o privada, diaria o periódica.
En Estados Unidos, los periodistas de Missouri responden que ser periodista es estar "más que otros profesionales entrelazado con las líneas del servicio público".
El código de periodistas de la antigua Yugoslavia consideraba al periodista "participante público en la construcción y desarrollo de la sociedad".
Como se ve hay un consenso en la definición de un profesional de la información diaria que trabaja para el servicio de la sociedad.
Documentación.
En estas expresiones atribuidas a Carl W. Ackerman es fácil encontrar lo que el periodista no debe ser:
"Las normas reguladores del periodismo se establecen en función de la tirada de los periódicos, los cuales ofrecen al público lo que pide, pero no lo que necesita. El periódico viola los derechos individuales y la intimidad. La noticia en materia de finanzas es proporcional y no informativa. El valor de las noticias es a menudo superficial y trivial. La mayor parte de los reporteros son inexactos, cuando informan sobre entrevistas. Los periódicos están al servicio de minorías organizadas y presentan a los criminales como héroes cuando describen románticamente las actividades de los pandilleros. Los encabezados frecuentemente no corresponden a los hechos y al tenor de los artículos. Los periódicos están interesados principalmente en los acontecimientos de un día para otro y no ofrecen al lector un relato continuo y completo de lo que está sucediendo".
Carlos Soria en "La calidad ética como ventaja competitiva", agrega otros elementos a la descripción de lo que no es un periodista:
"La alegación invariable de algunos periodistas de que el fin justifica los medios no se tiene en pie. Poner trampas para que el entrevistado caiga en ellas, utilizar documentos robados, ocultar la propia identidad de informador, inventar historias, plagiar el trabajo de otros, actuar con malevolencia, mala fe, falta de respeto hacia las personas o haciendo de los intereses creados el corte de la información, es pura y simplemente corrupción. Del mismo género y especie que lo es aceptar regalos que corrompen o, en el caso del informador económico, participar en el insider trading, jugando en Bolsa mediante el empleo de informaciones privilegiadas, reservadas que se encuentran en posesión de poquísimas personas".