Consultorio Ético de la Fundación Gabo
22 de Julio de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

Una fuente me ha pedido que le envíe el reportaje que estoy escribiendo antes de su publicación. Le he explicado que no es una práctica aconsejable que solo se hace por motivos técnicos para obtener rigor. Esta es una fuente política por lo que creo que no debo hacerlo. ¿Es lo correcto? R.- La relación con las fuentes tiene una razón de ser: su aporte para encontrar la verdad que se comparte con los receptores. La fuente es, pues, un cooperador en esa tarea de buscar y compartir una verdad.
Por tanto, todo cuanto contribuya al conocimiento de la verdad que el público recibe está de acuerdo con la naturaleza de esa relación, de modo que si la revisión del texto contribuye a la precisión de los datos o ayuda a su interpretación y mejor comprensión, todo va en beneficio del receptor. Esto es lo que ocurre con las informaciones de orden técnico o científico, o en las relacionadas con la economía y puede servir en las de tema histórico.
La desconfianza para las revisiones de textos sobre política o asuntos de gobierno se debe a la posibilidad de que la revisión del político o del gobernante esté motivada por su interés de alterar, suprimir o recortar informaciones en su propio beneficio.
No es una propuesta que, aceptada, afecte la autonomía o fuero del periodista; el factor que debe tenerse en cuenta es el interés del lector y el deber del periodista de proporcionarle los elementos necesarios para acceder a la realidad de los hechos. Esto es lo que definitivamente importa. Todo lo demás es secundario. Ni la fuente, ni los directores del medio de comunicación pueden impedir que el receptor de información la reciba completa y oportunamente. Y es deber del periodista hacer que así sea.
Documentación
Hay pactos que es lícito hacer con la fuente. Lo importante es que sean explícitos y claros desde un principio. Algunos de estos son:
Información para contexto. El redactor solo puede utilizar la información como contexto de la historia, pero no la puede citar textualmente, ni siquiera de manera anónima.
Para no usar. A veces una fuente aporta una información pero le exige al periodista que no la use, ni siquiera como contexto, sólo para mejorar su entendimiento de la situación.
Estos compromisos deben acordarse antes de iniciar la entrevista y se deben cumplir. Violarlos no solo pone en peligro a la fuente y al periodista, sino que inevitablemente conducirá a perder la fuente.
Retrasar la publicación a cambio de más información: un reportero puede negociar con la fuente retrasar la divulgación de un dato si considera que los argumentos de la fuente son poderosos para colocarle un embargo a su información y que eso no perjudica al lector.
Leerle la historia antes de publicarla: es un acuerdo válido pero no muy conveniente pues la fuente va a querer modificar ciertas cosas de la historia. Sin embargo, si es la condición que pone para hablar y la información es valiosa para el lector es mejor ceder. Lo que sí se puede acordar es que la fuente autorice o no la historia sin cambiarle nada.
Juanita León: La relación entre periodistas y sus fuentes. Proyecto Antonio Nariño, Bogotá, 2004, p 18.

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