Consultorio Ético de la Fundación Gabo
25 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Cree usted que la objetividad existe? ¿Hasta qué punto se puede ser objetivo ante un hecho noticioso? Es imposible ser objetivo en el sentido literal de la palabra, que significa el ideal de reflejar la realidad pura, sin la interferencia de lo sujetivo. La persona que conoce sólo puede llegar la realidad a través de sus limitadas capacidades que, a su vez, están condicionadas por las circunstancias del sujeto que es alguien que ama u odia, que se entusiasma o cede a la pasividad y al desánimo, que refleja, sin ser consciente de ello, su entorno y su cultura. Para ser objetivo el ser humano tendría que despojarse de sentimientos, pasiones, cultura, influencias, recuerdos, aspiraciones y experiencias del pasado.

Hoy la discusión sobre la objetividad se centra en el control de la intencionalidad con que el periodista se acerca a un hecho o persona porque, consciente de la imposibilidad de un conocimiento objetivo, dirige su atención a las intenciones con que se lleva a cabo el acto periodístico. Este control de las intenciones, que rechaza todas las que impidan prestar eficazmente el servicio de la verdad, pone de relieve la intencionalidad más elevada que es la de servir, ante todo, los intereses del lector. En conclusión, anota Victoria Camps, lo importante no es ser objetivo sino ser honesto.

Documentación.

¿Qué piensa de la objetividad?
Dos escuelas de periodismo en la historia del mundo han defendido distintas filosofías y reconocido distintas raíces: la escuela del periodismo anglosajón y la del periodismo europeo continental.
La primera concibe la prensa como el cuarto poder junto al Ejecutivo, al Legislativo y al Judicial el periodismo participa en las sociedades modernas tal como las conocemos. La fuerza de esta corriente es, precisamente, la llamada objetividad, la noticia que presenta los hechos tal como sucedieron debe presentarse separada del comentario que los interpreta desde un punto de vista determinado. Cada diario que suscribe estos principios organiza a sus periodistas en dos categorías, los que escriben la noticia pura y los columnistas. Estos últimos normalmente son periodistas maduros que han llegado a cierta posición en su carrera, los demás escriben las noticias del día.
La segunda escuela ve a la prensa como un actor más en la lucha política: los periódicos europeos nacieron como instrumentos de partidos y de gobiernos. Por eso no escondían el hecho de que no eran independientes, al contrario, su fuerza estaba representada en la defensa de un ideal o de una causa. Para esta concepción, que trata de convencer al lector, noticia y comentario no existen de modo separado, sino que un artículo debe tener como fin no solo informar sino también exponer las ideas y posiciones del autor.
Actualmente, en la prensa del mundo se da una mezcla de estas dos filosofías, de manera tal que en la prensa europea la objetividad es un hecho natural pero no una obsesión.
En un plano más personal, siento que esta teoría llamada objetividad es totalmente falsa y produce textos fríos, muertos, que no convencen a nadie. Yo soy partidario de escribir con pasión. Cuanta más emoción, mejor para el lector. No tengo dudas sobre esto: los mejores textos periodísticos han sido escritos con pasión transmiten que uno está verdaderamente vinculado y metido en el asunto del cual escribe. La emoción da fuerza al texto.

Ryszard Kapuscinski.
Los cinco sentidos del periodista. Fondo de Cultura Económica y FNPI. 2003. Página 88.

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