¿Sería ético seguir las normas de la empresa aunque no se estén cumpliendo las funciones básicas del periodismo de beneficio colectivo sobre el interés personal? La empresa periodística, hay que reiterarlo, no funciona con las mismas leyes de una empresa cualquiera. En ésta el pensamiento del jefe, sus políticas empresariales, su sentido del negocio son secundados por todo el personal de la empresa. En una empresa periodística no es ni puede ser así porque se trata de un bien social � en oposición a la empresa privada que es cualquier fábrica, supermercado o entidad industrial- porque maneja un bien social, que es la información y ejerce una influencia cierta en la vida de la sociedad.
En consecuencia, la primera lealtad del periodista es para con sus lectores, la segunda es para con su país, la tercera para con la comunidad internacional y sólo en cuarto lugar para con la empresa. Cuando esas lealtades se invierten y el interés social resulta subordinado al interés de la empresa, el resultado no puede ser otro que un producto informativo de mala o mediocre calidad.
Por eso es tan importante que al proyectar su trabajo en los medios el aspirante a periodista tenga claramente definido para quién va a trabajar: si para un medio de comunicación, o para los que recibirán su información.
Documentación.
El compromiso con los ciudadanos es más que el egoísmo profesional. Es un pacto tácito con el lector, oyente o espectador que le dice que las críticas cinematográficas, por ejemplo, son sinceras, que las reseñas de restaurantes no se dejan influenciar por lo anunciantes, que las noticias no responden a intereses particulares ni son sesgadas. La idea de que las personas que nos informan no sufren impedimentos obstruccionistas para investigar o decir la verdad � ni siquiera expensas de los intereses económicos de los propietarios del medio en cuestión, - es un requisito previo para contar una noticia, no solo de manera veraz, sino convincente. Es el elemento fundamental para que los ciudadanos crean en un determinado medio de comunicación. Es la fuente de su credibilidad. Es, en definitiva el mejor activo de un medio informativo y de aquellos que trabajan para él.
Por eso las personas que recaban información no son como los empleados de cualquier otra empresa. Tienen una obligación social que a veces puede anteponerse a los intereses inmediatos de sus patronos, una obligación que, curiosamente, es la base del éxito económico de esos mismos patronos.
Ese compromiso con los ciudadanos es el meollo de lo que hemos dado en llamar la independencia del periodismo.
Hill Kovach y Tom Rosenstiel.
Los elementos del periodismo. Ediciones El País. Bogotá, 2003. Página 73.