Si un gobierno impone cambios en los símbolos patrios sin consulta previa al pueblo, ¿cabe una actuación ética de los medios de comunicación? ¿Cuál? Es a la vez técnico y ético el deber del periodista de informar de modo que sus lectores sientan que han sido convocados y dotados de instrumentos para expresar su opinión. En una democracia es un deber ciudadano manifestarse sobre todos los asuntos que afectan sus derechos y los medios están para que esa función pueda cumplirse.
Los símbolos patrios pertenecen al patrimonio común, no son propiedad de un gobierno o de una persona, son bienes de todos y así lo aprende la ciudadanía cuando desde el hogar, la escuela y los medios se presentan de esta manera.
Los gobiernos en una democracia tienen la obligación de obrar de cara al público, sin agendas secretas, sin imposiciones inconsultas, sin informaciones reservadas a pequeños grupos, es decir, ha de ser transparente. El medio de comunicación justifica su existencia en una sociedad porque contribuye a hacer real el derecho social a la transparencia, que incluye el deber del gobernante de consultar y explicar sus decisiones.
Hay un evidente desequilibrio cuando un gobierno impone y la ciudadanía calla, o se deja representar contra su deseo o interés para restablecer el equilibrio, el medio de comunicación da voz a la ciudadanía, la informa y la mantiene en estado de opinión. Por esa razón han hecho carrera expresiones como estas: "es preferible una prensa sin Estado, a un Estado sin prensa." "Con libertad la prensa puede ser buena o mala sin libertad solo puede ser mala."
Documentación.
Es bien conocido que la democracia nació bajo la perspectiva de erradicar para siempre de la sociedad humana el poder invisible, para dar vida a un gobierno cuyas acciones deberían haber sido realizadas en público. El modelo de la democracia moderna fue la democracia de los antiguos, especialmente la de la pequeña ciudad, Atenas, en los momentos felices en que el pueblo se reunía en el Agora y tomaba libremente, a la luz del sol, sus propias decisiones después de haber escuchado los diversos puntos de vista de los oradores.
[�]Una de las razones de la superioridad de la democracia con respecto a los Estados absolutos que habían reivindicado los arcana imperii y defendían la necesidad de que las grandes decisiones políticas fuesen tomadas en los gabinetes secretos, lejos de las miradas indiscretas del público, está basada en la convicción de que el gobierno democrático pudiese dar vida, finalmente, a la transparencia del poder, al poder sin máscaras.
Kant enunció e ilustró en el apéndice de la Paz Perpetua el principio fundamental según el cual "todas las acciones referentes al derecho de otros hombres, cuya máxima no puede ser publicada, son injustas," queriendo decir que una acción que yo estoy obligado a mantener secreta ciertamente es una acción no solo injusta sino tal que si fuese publicada provocaría una reacción que haría imposible su realización.
[�]De esta manera de plantear el problema deriva que la obligación de la publicidad de los actos gubernamentales es importante, no solo cómo se dice, para permitir al ciudadano conocer las acciones de quien detenta el poder y en consecuencia de controlarlos, sino también porque la publicidad es en sí misma una forma de control, es un expediente que permite distinguir lo que es lícito de lo que es ilícito.
Norberto Bobbio
El Futuro de la democracia.
Fondo de Cultura Económica, México, 2001. Pág. 36-37