Consultorio Ético de la Fundación Gabo
25 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

Cuando el periodista es presionado por acciones legales introducidas por personajes del alto gobierno, ¿se está provocando la autocensura periodística? Las presiones sobre el periodista pueden provocar el efecto de la autocensura, y ese es el objetivo que se proponen los autores de esas presiones. La autocensura es el silencio impuesto por el miedo o por el interés y en ella predomina el interés propio sobre el interés público.

Esas presiones, sin embargo, pueden dar lugar a la reacción contraria, o sea la del periodista que enfrenta las amenazas y las acciones legales con una información sólida y documentada, capaz de resistir cualquier análisis. En este caso el interés del periodista aparece subordinado al del público, y su ejercicio profesional se ve respaldado por una gran credibilidad.

En América La tina se están dando estas dos clases de reacciones frente a las múltiples presiones que se ejercen sobre la prensa. En efecto, todo aquel interesado en ocultar algo: malos manejos administrativos, actos de violencia o de violación de los derechos humanos, prácticas dictatoriales de gobiernos o críticas a las personas o gestiones de gobierno, saben que la presión armada o la legal suelen obtener silencios, pero no pueden excluir la otra reacción, la de medios y periodistas conscientes de su papel en la sociedad, que afrontan el riesgo. A estos les pesa y agobia el silencio más que las amenazas.

Documentación.

Para ser alguien respetado en la profesión es imprescindible combinar cierta sensibilidad, capacidad de sufrimiento, instinto noticioso y la resistencia de un corredor de fondo. Todo ello sumado a una curiosidad enfermiza por el mundo circundante y el don divino de saber contar historias. Con palabras, con fotos o con lo que sea, pero contar a fin de cuentas.

A todos nos gusta arropar en palabras rimbombantes esta actividad, que algunos nos atrevemos a calificar de "laboral". Todavía corre de boca en boca la frase pronunciada en circunstancias penosas para él por un célebre y cínico periodista italiano. "Ser reportero es siempre mejor que trabajar."

Somos cronistas de conflictos � gente que se dedica a ir de guerra en guerra, recalando en cada revuelta, disturbio, insurrección y toda muestra de locura humana que se cruza en el camino- y no lo hacemos por un sueldo jugoso o para alimentar una familia entrañable. Lo hacemos, o al menos eso nos gusta creer, porque es una forma fascinante de vivir.

Caminar por el filo de la navaja, escapar a la rutina y colocarnos periódicamente en situaciones extremas puede convertirse en un deseo insoportable, cuando lo que más te interesa en la vida no son los vaivenes del valor de las acciones de la Bolsa, sino las agujantes contradicciones de la naturaleza humana.

Alfonso Rojo.
Ser Reportero. En Los Ojos de la Guerra. Plaza y Janés, Barcelona, 2002. Páginas 382, 383

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