Consultorio Ético de la Fundación Gabo
25 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Existen relaciones directas entre la ética clásica y la ética periodística y cómo se aplican al ejercicio de hoy? Hay una sola ética y muchas morales. Esta es una expresión común en los autores. que deja en claro que todas las aplicaciones de la ética tienen un mismo y único origen que es el que Aristóteles llamó: "la obediencia a la propia naturaleza."

Puesta que esa naturaleza es única y ha sido la misma para los seres humanos del pasado, y lo es para los del presente y lo será para los del futuro, hay una ética de siempre y de todos. Los valores, principios y normas que de allí se derivan, tienen aplicaciones diferentes según las culturas, las profesiones o las personas. A esto se llama las múltiples morales.El esfuerzo por darle aplicación a esta ética universal en el ejercicio de hoy es lo que se encuentra en los códigos de ética. Los códigos de las distintas profesiones contienen normas específicas para cada profesión, por eso es diferente el contenido de un código ético para médicos, del que podría encontrarse en el código de un abogado, de un político o de un periodista, porque las suyas son actividades y circunstancias diferentes, pero todos hacen referencia a los principios y valores universales de la ética. Se puede decir que esos códigos, y en general todas las normas éticas, presuponen un elemento básico: un buen ser humano, o sea, alguien obediente a su naturaleza.

Documentación.

Ciertamente, las expresiones "moral" y "ética" coinciden en referirse al "hacerse a si mismas" de las personas y las organizaciones, por el hecho de contar con dos vocablos diferentes para expresar lo mismo ha permitido en círculos especializados utilizarlos con significados análogos, es decir, en parte iguales y en parte diferentes.

Una de tales posibilidades es la que adjudica el nombre de "ética" al carácter de los pueblos y organizaciones, pero entendiendo ahora como el conjunto de costumbres y hábitos que componen su vida cotidiana y que son el resultado de la historia y de las tradiciones de ese pueblo.

Pero tampoco está de más, para adentrarse en esta ética de los usos y as costumbres, observar la vida corriente y atender a los medios de comunicación. Son tribunas óptimas para percatarse de qué es lo que realmente mueve as obrar a las personas y las instituciones, qué es lo que les importa verdaderamente. Si no son, al fin de cuentas, los "códigos rojos", de los que hablaremos más adelante, los que funcionan en la vida cotidiana.

Con el término "moral" nos referimos a una dimensión del carácter, propia de mundo moderno. Los usos y costumbres pueden ser justos o injustos y ante la necesidad de decidir cuáles son los justos y cuáles no, resulta razonable recurrir de nuevo a lo que se acostumbra. La costumbre sería entonces juez y parte, con lo que la cuestión quedaría sin zanjar y, a mayor abundamiento, mal podría haber un progreso moral. Como si preguntáramos a los miembros del Ku Klux Klan, acostumbrados a maltratar a los negros, si le sparece una costumbre justa.

Ante la cuestión de tal envergadura la solución de la más fecunda ética moderna consiste en señalar que, para determinar qué sea justo o injusto, es preciso asumir un "punto de vista moral", una perspectiva que no identifica con ninguno de los usos y costumbres vigentes, aunque esté conectado con ellos. Para decidir si es justo traicionar, mentir o torturar es preciso adoptar una peculiar perspectiva: la de la universalidad. ¿Son estas actuaciones propias de los seres humanos o, por el contrario, deshumanizan? La pregunta no es si benefician a mí o a los míos, sino si es propio de seres humanos hacerlo.

Fue Hegel quien puso por nombre "eticidad" a esa dimensión del carácter formada por las costumbres de los pueblos, y "moralidad" al punto de vista de vista de la universalidad, y aunque aquí no pretendemos fidelidad al tecnicismo hegeliano, es fecundo para percatarnos de que esbozar una ética pública exige atender a los dos lados del carácter de las organizaciones y las instituciones: el de los hábitos y costumbres, y el del ideal de universalidaddesde el que se determina lo justo y lo injusto.

Cortina Adela
Hasta un pueblo de demonios. ética pública y sociedad, Ed Taurus, Bogotá, 1998, p. 29-30

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