¿Cómo un periodista que sale a cubrir temas políticos sabe si está siendo utilizado en una campaña para programar a los receptores a pensar y actuar de determinada manera?
Según una investigación citada por un siquiatra, la programación de los medios causó neurosis, paranoia y disociación sicótico en los receptores. Cuando el periodista se limita a transcribir las entrevistas, las ruedas de prensa o los comunicados, sirve como correa de transmisión entre quien produce los contenidos y los lectores. Les puede suceder a los periodistas que cubren actividades empresariales, o deportivas, o económicas, o políticas. En esos casos el periodista desaparece como profesional y no produce información sino propaganda, que es el nombre de la información interesada.
El buen periodismo es el que mantiene el control de la información y defiende a sus lectores de todo intento manipulador. Por eso las entrevistas aparecen con un contexto crítico que permite al lector conocer otros puntos de vista y descubrir las incoherencias, contradicciones, inconsistencias y engaños del entrevistado, si hay lugar para ello los documentos y comunicados se contextualizan y, si es el caso, se confrontan con otros de origen diverso y toda información aparece con el valor agregado del análisis.
Debe tenerse en cuenta, además, la consideración sobre los efectos previsibles de la información, para consolidarlos si son de beneficio para los lectores, o para reducir el daño. Lo uno y lo otro están en manos del periodista y de los editores.
La existencia de unos indudables efectos de la información no significa que las neurosis, paranoias y demás fenómenos de la sicología social, se puedan atribuir a los medios de comunicación o a un medio en especial. La sicología colectiva puede ser influida por otros agentes. Una manifestación pública, el sistema de transporte, el proceso económico, la orientación de la política, el auge de la delincuencia, los servicios públicos, la corrupción administrativa, son factores que influyen también sobre el alma colectiva e individual. Entre todos estos factores hay que considerar a la comunicación a través de los medios, que no tiene todo el poder que se le atribuye, pero sí tiene una clara y efectiva influencia en la población.
Documentación.
Es indudable que si el único objeto de estudio de la comunicación son los medios, nos queda muy difícil pensar en los actores, los sujetos y los procesos.
Reubicar el objeto de estudio de la comunicación más allá de los medios no significa en modo alguno perder de vista el lugar que los medios ocupan en la configuración cultural del mundo de hoy, en la configuración tanto económica como política de nuestras sociedades, sino entender que en nuestras sociedades latinoamericanas, las experiencias cotidianas de comunicación rebasan lo que los medios mismos hacen, lo que influyen. En la medida en que en estos países la comunicación socialmente más relevante no tiene su único lugar en los medios tienen que ser comprendida en el espacio de la vida, de los mundos de vida desde los cuales los medios son mirados, leídos, escuchados.
(...) ¿Cómo pensar que la única comunicación que merece ser estudiada es aquella que pasa por los medios cuando sabemos que lo que los medios hacen es sustituir, fagocitar la comunicación porque en nuestras ciudades se hace imposible vivirla en otras formas con otros contenidos, con otros significados? (...) Hoy experimentamos, cada vez con mayor fuerza, que los logros, los fracasos de nuestros pueblos, en su lucha por comprender y construir sus identidades, se hallan ligados a las dinámicas y a los procesos de comunicación.
Jesús Martín Barbero.
Pre-Textos. Universidad del Valle, Cali 1996. Páginas 63-64-65.