¿Cómo se puede considerar, desde la ética, lo que en nuestro lenguaje llamamos "chiva"? La "chiva", "exclusiva" o "primicia" siempre representó un riesgo para el periodista responsable, porque entre sus elementos figura "el tubazo" o llamada de alguien que de modo oculto pasaba una información calificada de importante. Esa información debía ser comunicada al público de modo inmediato para evitar que otro medio de comunicación la difundiera antes. La mezcla de esos dos ingredientes, la fuente anónima o casi y la prisa, ha resultado mortal para la exactitud de la información y para la credibilidad de los medios.
La noticia de buena calidad, por el contrario, proviene de fuentes conocidas, sin intereses personales o institucionales en la información, e idóneas, es decir, con autoridad y conocimiento del tema. Puesto que no basta una sola fuente, sino que han de ser varias y diversas, el procesamiento de esta noticia es lento, o al menos no tiene la celeridad que impone una carrera con la competencia.
A los entusiastas de "la chiva" o de "la exclusiva" les interesa menos entregar un conocimiento a sus receptores que ganarle a la competencia y ofrecer un atractivo mayor a los anunciantes por tanto, la suya es una intencionalidad viciada por la primacía del interés privado sobre el público.
Si en los medios se hace un balance sobre los resultados logrados en su carrera por las exclusivas, los beneficios son inferiores a los daños que acarrea una sola exclusiva que se debe rectificar como efecto de la prisa y de la ligereza. Es, sin embargo, el recurso más utilizado por los diarios sensacionalistas y los que se les parecen.
Documentación.
Después de que Eugene Meyer compró The Washington Post en 1933 e inició una dinastía familiar que continúa hoy, publicó estos principios:La primera misión de un diario consiste en decir la verdad tan aproximadamente como esa verdad pueda ser averiguada.El diario deberá decir toda la verdad en la medida que pueda enterarse de ella.Como divulgador de noticias, el diario deberá observar el decoro que obliga a todo caballero.Lo que publique deberá ser apto para la lectura de jóvenes y de personas mayores.El deber del diario es para con sus lectores y el público en general y no para con los intereses privados de sus dueños.En pos de la verdad el diario deberá estar dispuesto a sacrificar sus bienes materiales, en caso de que ese curso de acción sea necesario para satisfacer el bien público.Código de Conducta de The Washington Post.