Nuestro código data de 1976. ¿Cómo puede ser actualizado, por ejemplo, para enfrentarlo a la actual situación de los periodistas que se lucran con su adhesión a un grupo político? Es normal que los códigos de ética sean sometidos a revisión periódicamente, no para cambiar su esencia, sino para adecuarlos a las situaciones cambiantes de la sociedad.
Cuando se redactó en 1976 el código venezolano, es probable que existieran apremios y problemas éticos para los periodistas, distintos de los que hoy existen, por tanto, en vez de hacer énfasis en otros valores, hoy el periodista necesita orientación ética sobre su independencia respecto del poder político y gubernamental.
Los códigos son instrumentos pedagógicos que recuerdan los valores esenciales de la profesión y se refieren a las situaciones predominantes en el momento de su expedición. Por eso no hay dos códigos iguales a pesar de que se mueven alrededor de los mismos valores las situaciones cambian de país a país y a través del tiempo, en el mismo país, cambia el entorno en que se mueven los periodistas. Puede ser, por ejemplo, que en una primera redacción el código estuviera orientado a la preservación del derecho a la intimidad, y que en una primera revisión los redactores coincidieran en la independencia frente a las fuentes, como tema de indudable interés, que podría dar lugar, en una tercera redacción a un código preocupado por la responsabilidad social del periodista.
Las asociaciones gremiales, con ayuda de la universidad, suelen integrar comisiones de revisión que someten sus proyectos a las asambleas de periodistas que son los que, finalmente, adoptan el código revisado.
Documentación.
El sorprendente cambio político en los antiguos países del Este, ha permitido a las organizaciones periodísticas sustituir sus antiguos códigos por otros adaptados a las nuevas circunstancias. En otros países de Europa ha sido la emergencia de nuevos problemas en el mundo de la comunicación lo que ha hecho necesario aprobar e introducir nuevos cambios en los códigos. Así, por ejemplo, la creciente presión del mercado sobre los medios ha obligado a os profesionales a reafirmar sus obligaciones y deberes para tratar de hacer frente a esa poderosa amenaza económica para la libertad de expresión, la pluralidad y l ética periodística. También se han hecho notar las consecuencias de las nuevas tecnologías y su capacidad para transformar la vida de nuestras sociedades, lo que ha planteado nuevas e importantes cuestiones relacionadas con la intimidad, la manipulación, la propiedad intelectual etc. Por último, desde finales de los ochenta viene aumentando en los códigos la atención prestada a los problemas sociales como la discriminación racial, religiosa, sexual, etc. o las nuevas amenazas para la democracia: corrupción, racismo, xenofobia, nacionalismos extremos, terrorismo, etc. Como consecuencia de todo ello prácticamente todos los países europeos han credo o renovado sus códigos en estos años.
Hugo Aznar.
Comunicación Responsable. Ariel, Barcelona., 1999 Página 23.