Consultorio Ético de la Fundación Gabo
22 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Cuál debe ser el rol ético del periodista ambiental? En el caso del periodismo ambiental de calidad se unen, de manera particular, los valores de compromiso con la verdad y de responsabilidad social.

El compromiso con la verdad demanda, en este caso, un trabajo de preparación intelectual intenso y riguroso. Se trata de conocer en profundidad el tema, que no se limita a las consideraciones emocionales que generalmente se alegan como argumento central. El tema ambiental implica el manejo de categorías científicas, sociales, económicas y políticas, que lo convierten en un asunto complejo.

La información periodística debe ser lo suficientemente sólida para que dé una base firme para tomar decisiones personales y de alcance público.

El componente de responsabilidad social en la información ambiental es tan importante como el anterior. Basta considerar que con frecuencia esta información debe mantener el equilibrio entre la no-información que favorece la pasividad y la indiferencia, y la sobreinformación que induce al pánico.

Es, además, un periodismo de anticipación y de soluciones en cuanto aporta elementos para que los receptores piensen y se responsabilicen del futuro, e incluye el factor creador de búsqueda de propuestas.

Es decir, un buen periodismo ambiental, debe ser capaz de mostrar con claridad el problema y de explorar y proponer soluciones bajo la clara convicción de que así se cumple con el deber del medio de comunicación con la sociedad.

Documentación.

Cuando parecía que avanzábamos hacia una civilización más segura gracias a los avances tecnológicos, descubrimos los nuevos riesgos provocados por esos avances. Así ya hay quien denomina a la nuestra como "una sociedad de riesgo" en la que la existencia de estos riesgos y su percepción de parte de la población constituirían una de sus notas distintivas. A estas catástrofes también se las denomina, para distinguirlas de las anteriores, "accidentes mayores" como explosiones y fugas industriales, químicas, nucleares, contaminaciones e intoxicaciones masivas, accidentes de transporte graves, etc. La conciencia colectiva de estos nuevos riesgos ha ido creciendo con el lamentable acontecer de algunos de ellos.

Si la información es siempre importante, en las situaciones de crisis como las provocadas por las catástrofes todavía lo es más.

En primer lugar, los efectos reales de una catástrofe pueden verse empeorados por los efectos subjetivos, aquellos derivados de la percepción particular de la situación por parte de los afectados. Es normal que una catástrofe o un accidente grave predispongan a la reacción incontrolada del pánico, y éstas pueden incrementarse notablemente si falta información sobre lo sucedido o sobre las medidas a seguir, si se extienden los rumores e informaciones contradictorias que colapsan la capacidad de decisión y aumentan la sensación de incertidumbre y desconcierto.

Por el contrario, una información clara, rigurosa, adecuada y a tiempo actúa como un mecanismo esencial de reducción de la incertidumbre facilitando la toma de decisiones correctas.

Hugo Aznar.
ética de la Comunicación y nuevos retos sociales. Paidos. Barcelona. 2005. P. 82 y 83.

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