Consultorio Ético de la Fundación Gabo
22 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Considera usted que las cámaras ocultas significan una ventaja del periodismo televisivo frente al periodismo escrito y al periodismo radiofónico? La cámara oculta es una desventaja del periodismo de televisión porque acentúa una de las debilidades de la televisión como medio de comunicación: que solo se dirige a la vista y al oído y hace caso omiso de la inteligencia. Es, por consiguiente, un conocimiento incompleto el que ofrece. La radio y los medios impresos, al no depender tan intensamente de la imagen, necesitan ir más allá de lo visual y resultan impelidos al uso de la imaginación, el razonamiento y la capacidad de análisis de sus receptores. Estas circunstancias de la radio y de los impresos son propicias para la producción de un periodismo de más alta calidad que el de la televisión.

Además, con la cámara lo mismo que con la grabadora de sonido, se da el fenómeno de que la máquina tiende a reemplazar algunas de las facultades humanas, con el activo consentimiento de quienes las usan para facilitar acelerar su trabajo. El resultado es el entorpecimiento progresivo de esas facultades. En consecuencia, la capacidad investigativa sufre una sensible disminución cuando la cámara solo ha estimulado la audacia y la astucia, pero no las habilidades que supone una investigación.

¿Cuáles son, a su juicio, los límites éticos y morales, además de legales, para el uso de las cámaras ocultas? ¿Se justificaría su empleo para la denuncia de casos de corrupción, abusos de poder y de protección del bien común?

R.-Puesto que por definición una cámara oculta prescinde del consentimiento de la persona objetivo de la información, sus derechos o no se tienen en cuenta o son abiertamente violados y donde se viola un derecho humano se lesiona la ética. Hay que recordar que lo ético gira alrededor del otro. En la medida en que la constitución de un país protege los derechos de las personas, sus leyes condenan y sancionan la violación de esos derechos y se convierte en ilegal la información obtenida a costa de ellos. Los corruptos lo saben, y si ellos no sus abogados sí, de modo que una información obtenida de esta manera genera un efecto bumerán y el corrupto así denunciado pasa a ser víctima y el periodista un agresor, con perjuicio para la sociedad a quien se le veda el acceso a una información que debe conocer.

Documentación.

La imagen de un hombre sin trabajo no nos lleva a comprender en modo alguno la causa del desempleo y cómo resolverlo. De igual manera el hecho de mostrar a un detenido que abandona la cárcel no son explica la libertad, al igual que la figura de un pobre no nos explica la pobreza, ni la imagen de un enfermo nos hace entender qué es la enfermedad. Así pues, en síntesis todo el saber del homo sapiens se desarrolla en la esfera del mundus intelligibilis (de conceptos y concepciones mentales) que no es en modo alguno el mundos sensibilis, el mundo percibido por los sentidos. Y la cuestión es ésta: la televisión invierte la evolución de lo sensible en inteligible y lo convierte en el ictu oculi, en el regreso al simple y puro acto de ver. La televisión produce imágenes y anula los conceptos y de este modo atrofia nuestra capacidad de abstracción y con ella toda nuestra capacidad de entender.

[...] Lo que nosotros vemos o percibimos concretamente no produce ideas pero se insiere en ideas o conceptos que lo encuadran y significan. Y este es el proceso que se atrofia cuando el homo sapiens es suplantado por el homo videns. En este último el lenguaje conceptual (abstracto) es sustituido por el lenguaje perceptivo (concreto) que es infinitamente más pobre: más pobre no solo en cuanto a palabras sino sobre todo en cuanto a la riqueza de significado, es decir, de capacidad connotativa.

Giovanni Sartori.
Homo Videns. Taurus, Madrid, 1998. Páginas 47 y 48.

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