¿Cómo se da el sensacionalismo en los medios de comunicación y cómo se corrige? Hay sensacionalismo en el periodismo que se dirige prioritariamente a los sentidos de los receptores y que sólo secundariamente estimulan su inteligencia. La televisión es un medio sensacionalista cuando privilegia la vista y el oído sobre las otras facultades del televidente.
Los titulares de escándalo que se destacan por su color, por el tamaño o por el contenido excitante, las fotografías que estimulan la curiosidad o el morbo por sobre cualquiera reacción inteligente, son recursos del medio sensacionalista.
Este propósito de llamar la atención con estos recursos, frecuentemente tiene un objetivo comercial: aumentar la circulación o la sintonía, de modo que en vez del servicio del lector o televidente, se impone el interés del medio o del periodista.
Esta desfiguración del ejercicio profesional se contrarresta con la aplicación de técnicas para entregar a los lectores una versión integral de los hechos. Se trata de reunir, hasta donde es posible, todos los elementos que hacen comprensible un hecho y de entregarlos al receptor de modo que se destaquen los aspectos más importantes para su interés al contrario de lo que sucede en el medio sensacionalista en donde se destaca lo llamativo y excitante para responder a la curiosidad. El buen periodismo no responde a la curiosidad de la gente sino a sus intereses.
En síntesis, códigos de ética y manuales de estilo recuerdan:Dar una información completa.Equilibrar los elementos de la noticia de acuerdo con el interés del lector.Dirigirse a la inteligencia del lector, no sólo a sus sentidos.Responder a su inteligencia, no solo a su curiosidad.
Documentación.
Los medios sensacionalistas deforman y manipulan interesadamente la noticia, la espectacularizan, para distraer al público enfatizando en temas de violencia y sexo, vendiendo los hechos desnudos y haciendo difusos los límites entre lo real y lo imaginario. Muchas veces provocan la noticia si no la hay.
Estos diarios creen que atienden a los sectores populares, pero en realidad los utilizan para el éxito de su negocio. Mientras los dueños aumentan sus ganancias los involucrados en las noticias quedan destrozados y condenados a una muerte civil, a una muerte en vida después de haber sido expuestos, prejuzgados, acusados, calumniados, difamados, ofendidos e injuriados. El público lector queda anegado, tal vez sin darse cuenta, en un mundo imaginario de miedo, que lleva a la desensibilización frente a la violencia, así como a la insolidaridad y al fatalismo, ocurre que conoce únicamente la parte más fea de la realidad y, para colmo, deformada, generándose en él la idea de que la vida es peligrosa y que los hombres matan por lo cual hay que tenerles miedo a todo y a todos.
En este marco de exageración promueven más antivalores que valores.
Galvez, Paz, Meza, Qelca y Yáñez.
Sensacionalismo. Fundación Pieb, La Paz, Bolivia, 2003. Página 152.