En mi país se vive un clima de incertidumbre en relación con la gobernabilidad del país, pese a que las dictaduras quedaron atrás. Los medios de comunicación, muchos de ellos vinculados al anterior régimen, se muestran como opositores abiertos. Mi pregunta es, si ante la fragilidad de la democracia los medios debemos cuidar o no remecer demasiado a este gobierno o, como lo vienen haciendo otros, revelar la corrupción. Los periodistas que afrontan situaciones como esta, echan mano de un valor ético que se llama independencia y que impone una actitud de distancia, tanto respecto del gobierno, como de sus opositores sistemáticos. Estos, los gobiernistas y los opositores, son los extremos que la independencia aconseja evitar. Cualquiera de los dos perturba la visión del periodista y del medio.
En cambio, los periodistas que aprovechan su experiencia para hacer una información equilibrada, saben que el justo medio entre esos dos extremos lo señala el interés de la sociedad. Guiados por ese interés, los periodistas estimulan la búsqueda de soluciones, reclaman la aplicación de la justicia, denuncian la corrupción, secundan las iniciativas de servicio público, no como argumentos a favor o en contra de un gobierno, sino como voz que interpreta el interés de la población. Es un periodismo difícil porque impone un estudio y conocimiento a fondo de la sociedad, pero es el único posible. El otro, el de pro gobierno o el de contra gobierno, es solo propaganda y suele carecer de decoro.
Estas consideraciones se vuelven más graves si se piensa que el periódico -o la radio, o la televisión- llegan a ser el único instrumento libre de la población, para tomar sus decisiones políticas en situaciones de conflicto.

Documentación.

Muchos autores consideran que el control de los medios masivos es el dominio de la fuente de poder mas importante de la sociedad moderna. Los medios masivos son considerados la base de un poder de persuasión que puede difundir una interpretación de la realidad con una cualidad distintiva propia. A los medios se les atribuye un potencial de poder tan grande porque para la gente, los procesos sociales de la sociedad industrializada moderna y compleja, se vuelven cada vez más difíciles de comprender. El resultado es que hay que depender cada vez más de las experiencias e interpretaciones ajenas de los eventos. Los medios masivos son las instituciones decisivas para la difusión de estas experiencias y por consiguiente tienen la oportunidad de transmitir interpretaciones que dan sentido a las" la probabilidad de enterarse de algo inusitado en el periódico es mucho mayor que la de experimentarlo personalmente, en otras palabras, lo más pertinente ocurre actualmente en lo abstracto, y lo menos pertinente, en la realidad." En este contexto Kepplinger se refiere a " un cambio de función de los medios masivos." Su propuesta es que en las democracias parlamentarias las instituciones políticas se han vuelto cada vez más dependientes de los medios masivos tanto para los asuntos nacionales como extranjeros. En el ámbito nacional quedó muy poca oportunidad para los gobiernos de dirigirse directamente a la población. Para el público en general, con muy pocas excepciones, la acción política en grande existe solamente a través de los medios masivos y estos tuvieron el poder casi completo para decidir qué es lo que se reporta y cómo. " El acceso del gobierno y del parlamento al público, por lo tanto, ha llegado a depender mayormente de los medios masivos." Por eso los medios masivos juegan un papel clave en el proceso político. No solamente critican y comentan sobre las decisiones políticas, sino que preparan todas las decisiones importantes por medio del reportaje, definiendo así los términos de referencia dentro de los cuales las decisiones son consideradas aceptables y capaces de lograr un consenso.

Michael Kunczik.
En Conceptos del Periodismo. Fundación Ebert. Bonn. 1991.