Cómo aplicar el rigor científico cuando se anuncian productos y tratamientos milagrosos.
¿Es necesario tener una especialización en periodismo científico para hacer buen periodismo de salud?... No necesariamente. Pero sí es clave contar con habilidades que permitan al reportero detectar cuando un comunicado de prensa que llega a sus manos es más bien un publirreportaje lleno de promesas carentes de evidencia científica.
Es un tema sobre el que hemos advertido en este blog. En una ocasión denunciamos lo peligrosos que pueden llegar a ser los productos de salud y belleza que promueven celebridades como Gwyneth Paltrow. En otro momento, compartimos las cinco señales de alerta para tener en cuenta al recibir un comunicado de prensa.
Es ahora Julissa Treviño, periodista freelance de ciencia y salud que ha publicado artículos en Popular Science, Medium, Smithsonian Magazine, Vice, BBC Future, entre otros medios, quien ofrece consejos al respecto. En un artículo publicado en The Open Book, un portal dedicado a promover el periodismo científico de calidad, Treviño ofrece cuatro consejos para que periodistas de salud reciban con pinzas los comunicados relacionados con temas de belleza y bienestar.
“La clave para informar a los lectores sin engañarlos es mantenerse escéptico, profundizar en la investigación, hablar con las fuentes correctas y encontrar una manera de transformar la ciencia en historias de manera inteligente y delicada”, afirma Treviño, cuyos cuatro consejos resumimos a continuación.
1. Cuidado con las afirmaciones sin sustento
Debido a que las marcas de belleza y bienestar pueden hacer afirmaciones audaces o pasar por alto información engañosa para influir a los compradores, una de las claves para escribir con precisión sobre estos temas es mantenerse escéptico.
Las marcas pueden comercializar sus productos presentándolos como "naturales" o "limpios", aunque el significado de estos términos sea turbio. Algunas marcas de belleza dicen que son "verdes", e incluso afirman que los productos de maquillaje y cuidado de la piel convencionales contienen químicos tóxicos, cosa con la que algunos medios de comunicación están de acuerdo. La verdad es que no hay suficiente investigación científica para sugerir definitivamente que estos productos convencionales son perjudiciales.
Es sospechoso cuando los fundadores de una marca hablan de cómo su producto curó su propio problema de por vida. Cada vez que una marca de bienestar o un fundador de una compañía de belleza "limpia" habla de tener un problema estomacal u otras enfermedades que fueron curados por algún ingrediente que ahora se encuentra en el producto que están vendiendo después de años de probar cosas convencionales, tenga cuidado.
2. Sumérjase en la investigación
Para evitar dar voz a afirmaciones engañosas, los periodistas también deben fundamentar sus historias en evidencia científica. Al profundizar en la literatura de investigación, se profundiza la comprensión de un periodista sobre el tema en cuestión y se descubre si un producto o tendencia en particular tiene respaldo científico.
Si los periodistas no entienden, tampoco lo harán los consumidores. La revisión de los estudios publicados (y las revisiones que proporcionan una visión general de las investigaciones recientes en un campo específico) a través de recursos como Google Scholar o PubMed puede ayudar a los periodistas a obtener los antecedentes que necesitan.
Los artículos científicos a menudo pueden ser densos y difíciles de descifrar, pero los aspectos clave que deben buscarse en los estudios son los tamaños de sus muestras (que ayudan a revelar qué tan concluyentes son los resultados) y cualquier dato particularmente informativo o cuestionable en los métodos.
Incluso si no entiende los estudios completos, leer todo lo que puedas le asegurará que esté lo suficientemente informado para poder hacer buenas preguntas y comprender lo que dicen sus fuentes durante las entrevistas.
Los periodistas también pueden encontrar comunicados de prensa sobre muchos estudios en EurekAlert! o en sitios web de universidades. Los comunicados de prensa suelen ser menos técnicos y, por lo tanto, más fáciles de leer que los estudios. Pero su investigación nunca debe basarse únicamente en comunicados de prensa, ya que los proporciona la institución donde se realizó la investigación.
Si bien las marcas a veces ofrecen sus propios estudios sobre un producto o problema de salud, los periodistas no deben confiar en las investigaciones financiadas por la industria. Aquí es clave comprobar si los estudios fueron revisados por pares. También es válido buscar posibles conflictos de interés, como si un investigador está afiliado a alguna empresa.
Evite llegar a conclusiones basadas en un solo estudio. Un estudio no llega a una conclusión. Pero varios estudios sí pueden llegar a hacerlo.
3. Encuentre las fuentes correctas
Para los escritores que cubren belleza y bienestar, también hay un equilibrio importante que se debe lograr al buscar historias. Los reportajes deben incluir comentarios de expertos imparciales, al tiempo que evitan convertirse en portavoces de las afirmaciones de las marcas.
No entrevistar a personas que están conectadas a una marca o producto puede ser una postura válida. Es mejor que los periodistas encuentren investigadores o expertos relevantes a través de asociaciones médicas o profesionales.
Si no consigue quién hable del tema que está cubrimiento, puede intentar comunicarse con las oficinas de prensa de las universidades, donde generalmente conocen a la persona perfecta con la que puede hablar. También es aconsejable obtener al menos dos fuentes para cada historia, porque hay muchas de opiniones dentro de las comunidades científicas y las personas no siempre están de acuerdo entre sí.
Una vez que los reporteros encuentran las fuentes correctas, necesitan hacer las preguntas correctas. Primero, deben preguntar por adelantado sobre posibles conflictos de interés. Se supone que los médicos deben ser transparentes sobre si se les paga o trabajan con una marca o compañía.
Luego, adéntrese en el meollo del tema o producto que está cubriendo. Pregunte, ¿cómo funciona? ¿Funciona para todo el mundo? Los estudios sobre temas de bienestar a veces son demasiado limitados al ofrecer información sobre qué consumidores los pueden usar. Por lo tanto, hacer preguntas sobre cómo un producto puede beneficiar a la población general ayuda a los periodistas a llenar estos vacíos.
4. Mantenga el ángulo científico con algo de tacto
La audiencia no quiere recibir un sermón. Por eso, hay que ser cuidadosos en la manera de desacreditar un producto o tratamiento, sin hacer que los lectores se sientan engañados o estúpidos.
Al involucrar la ciencia en sus historias, los reporteros también deben tener cuidado con el falso equilibrio: dar el mismo peso a la información científica y a las afirmaciones no comprobadas, o a la pseudociencia. No es necesariamente incorrecto incluir una discusión sobre tratamientos no basados en la evidencia, especialmente si se usan comúnmente o son parte de una tendencia creciente. Pero es importante resaltar dónde falta la evidencia.
Una buena manera de hacerlo es separar cuidadosamente las anécdotas de la evidencia científica. Podría incluir en su artículo una anécdota de una persona, o su propia experiencia, sobre la recuperación de la neumonía . Pero luego, debe seguir con una voz de un médico y la mención de uno o dos estudios.
Los periodistas también deben tener en cuenta que algunos medios pueden estar menos dispuestos a agregar un ángulo científico a las historias sobre belleza y bienestar. Claro, si lo hacen, pueden arriesgarse a perder el acceso a productos, entrevistas e incluso a anunciantes.
Resulta entonces válido discutir el ángulo de la historia y las fuentes potenciales con sus editores por adelantado. A veces es una buena idea preguntar explícitamente si la publicación seguirá interesada en la historia, sin importar qué tan mal paradas queden una marca o un producto ahí mencionados. Y si los editores dicen que no les sirve así, considere publicar la historia en otro lugar. Después de todo, la incorporación de la evidencia científica en una historia de belleza o bienestar beneficia a fin de cuentas a los lectores, ayudándolos a tomar decisiones informadas sobre los productos o las tendencias que se les venden.
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