Desde marzo de 2020, la pandemia de COVID–19 produjo una situación de anomalía en los procesos de movilidad humana, que se vieron afectados por las restricciones fronterizas en todo el mundo. Las poblaciones migrantes sufrieron el impacto tanto de sus vulnerabilidades específicas frente al virus como de una tendencia global de rechazo hacia la circulación transnacional de personas. En ese contexto, discursos políticos y mediáticos antimigrantes ganaron terreno en la opinión pública.
Mientras los discursos xenófobos y de odio contra los migrantes demuestran su potencia viral, agudizados por la crisis pandémica pero además solapados con narrativas construidas durante décadas, el periodismo en la región y en el mundo enfrenta el desafío de ofrecer coberturas sobre migraciones novedosas y sin prejuicios que contribuyan a evitar que la estigmatización de las poblaciones migrantes se instale como un signo de esta época.
Durante casi dos semanas, la periodista y maestra venezolana Luz Mely Reyes condujo el trabajo de 18 periodistas de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Venezuela que se reunieron virtualmente para pensar proyectos de coberturas sobre migraciones en esa línea. Con la premisa de buscar nuevas miradas para abordar los procesos de movilidad humana, en el taller Reyes emuló el trabajo de una sala de redacción y los participantes discutieron sobre aspectos teóricos y prácticos de sus propios proyectos grupales.
Además de los consejos periodísticos de Reyes, los periodistas recibieron exposiciones de expertos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que destacaron el lugar preponderante de las migraciones en los Objetivos de Desarrollo Sostenible fijados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para 2030. En las sesiones virtuales se trabajó bajo la noción de que pensar a los migrantes como agentes del desarrollo es el tipo de perspectiva que el periodismo necesita hoy para cubrir los procesos de movilidad humana, sin caer en miradas acusatorias ni victimizantes. A continuación, los principales aprendizajes del taller.
El momento actual de las migraciones
El mundo atraviesa una época histórica en que las poblaciones migratorias tienen cada vez más protagonismo en la vida social y económica de los países de origen y de destino. Grandes flujos migratorios como los de los sirios expulsados por la guerra, los centroamericanos que viajan hacia el Norte o los venezolanos que buscan oportunidades en el extranjero convirtieron a esas poblaciones en foco de agendas políticas y mediáticas en la región y en el mundo.
En la actualidad, los migrantes internacionales representan cerca del 3,5% de la población mundial, según datos de la OIM. Esa cifra se mantuvo relativamente estable en las últimas décadas, aunque en años recientes la cantidad de migrantes en el planeta creció más rápido que la población total mundial. Casi la mitad de los migrantes son mujeres y tres de cada cuatro se encuentran en edad laboral.
A partir de 2015, la crisis humanitaria desatada en Europa por la llegada masiva de personas desde Asia y África, para la que muchos países no habían previsto medidas, puso a las migraciones al tope de las preocupaciones de los gobiernos europeos. En latitudes americanas, el fenómeno migratorio venezolano y las caravanas centroamericanas pronto confirmaron la naturaleza global de los problemas que enfrentan los estados en materia de movilidad humana. Desde entonces las migraciones han sido objeto de debates, decisiones y previsiones en distintos foros internacionales y especialmente en la ONU, cuyo Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular lanzado en 2018 fijó las principales metas a seguir en los próximos años.
Aunque las migraciones constituyen procesos con varios milenios de historia, en el plano internacional aún no existe una definición universalmente aceptada de “migrante”. Los expertos de la OIM explicaron durante el taller que la Organización ha establecido una definición para sus propios fines de trabajo: un migrante es toda persona que se traslada fuera de su lugar de residencia habitual, ya sea dentro de un país o a través de una frontera internacional, de manera temporal o permanente, y por diversas razones.
La OIM trabaja junto a los distintos países para abordar las migraciones con un enfoque transnacional que piense en soluciones globales y duraderas. En el último año, la coyuntura de la pandemia de COVID–19 planteó desafíos nuevos a la vez que expuso o resignificó problemas estructurales para las poblaciones migrantes, y creó un escenario en el que el trabajo conjunto para alcanzar un paradigma migratorio “sin dejar a nadie atrás” se tornó más necesario que nunca.
Las migraciones en América Latina y el Caribe
Mientras que las poblaciones migratorias representan el 15% de la población total en Estados Unidos y el 12% en Europa, en América Latina son poco más del 2%. Se calcula que tres cuartas partes de la migración en América Latina y el Caribe (ALC) es intrarregional (con preponderancia de los migrantes de países limítrofes), lo que representa un cambio sustancial respecto de décadas pasadas: en 1970, por ejemplo, tres de cada cuatro migrantes residentes en ALC provenían de países extrarregionales.
Al igual que en el resto del mundo, la población nacida en el extranjero tiene un escaso peso relativo en la población total de la mayoría de los países de destino latinoamericanos. En la otra mano, ciertos fenómenos migratorios están produciendo cambios demográficos significativos en algunos países de origen. El caso más profundo es el de los venezolanos que salieron al extranjero en el contexto de la crisis política, económica y social que atraviesa su país: según datos de la Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), actualizados a marzo de 2021, hoy hay cerca de 5,4 millones de migrantes y refugiados venezolanos en el mundo, de los que el 82% se encuentran en países latinoamericanos.
Ezequiel Texidó, experto de la OIM, se refirió a otras nuevas tendencias migratorias que se observan en este momento en ALC, tanto intrarregionales como extrarregionales. En Sudamérica se registra actualmente un aumento de la migración de procedencia caribeña, sobre todo de Cuba, Haití y República Dominicana, con un componente femenino fuerte. Texidó también mencionó la llegada de migrantes de otras regiones del mundo impulsada por grandes factores coyunturales, como la guerra en Siria, o por otras razones menos evidentes e investigadas, como las que conducen a una presencia creciente de senegaleses en países como Argentina y Brasil.
El periodismo frente a los discursos antiinmigración
Uno de los temas abordados en el taller fue la proliferación de discursos que señalan a los migrantes como una amenaza para los países de destino. Reyes explicó que el imaginario antiinmigración trabaja sobre creencias ya establecidas y explota falsos argumentos económicos (“los migrantes nos roban empleos y servicios públicos”), identitarios (“la diversidad destruye nuestra forma de ser”) y de seguridad (“son potenciales delincuentes o terroristas”).
En ese marco, la pregunta es de qué maneras y con qué recursos puede trabajar el periodismo para desmontar narrativas estigmatizantes sobre los migrantes que emanan desde la política, los medios de comunicación y otros actores de la sociedad civil. ¿Cómo contar historias de migrantes que vayan contra los preconceptos establecidos y que interesen a públicos amplios?
Reyes brindó algunos consejos durante el taller: contar historias humanas antes que números, ya que las cifras por sí solas no dicen nada e incluso engañan; cuidar la terminología en las coberturas para evitar enunciados que generen atavismos en los países de destino; construir nuevos marcos narrativos para salirse de los aspectos ya demasiado explorados en los trabajos sobre migraciones; atender a los diferentes marcos legales, nacionales y regionales, en los que tiene lugar la movilidad humana; y evitar la “pornomiseria”, es decir, comprender que las historias de migrantes no pueden ser sólo historias de desgracia o de tragedia.
Las migraciones en la Agenda para el Desarrollo Sostenible
Una de las vías de entrada posibles para una nueva agenda periodística sobre las migraciones es pensarlas en función de su vínculo con el desarrollo de los países. Las migraciones internacionales ponen en circulación el capital humano, social, económico y cultural de millones de personas portadoras de habilidades, conocimientos, experiencias, redes, relaciones y recursos que producen impactos heterogéneos en las sociedades y las economías de acogida y de origen.
Roberto Cancel, experto de la OIM, destacó que las teorías sociales sobre la relación entre migración y desarrollo fueron variando a través del tiempo. En los años 50’s y 60’s, al calor del modernismo, se asumía que la causa principal de las migraciones era la falta de recursos, y que, por lo tanto, más desarrollo conllevaría menos migración. En los años 70’s y 80’s, con el auge de la Teoría de la Dependencia, comenzó a pensarse en la migración como un factor que obstaculizaba per se el desarrollo de los países de origen, que perdían recursos humanos debido a procesos como la llamada “fuga de cerebros”. En los años 90’s hubo un nuevo giro en el discurso y se dio mayor importancia al contexto: siempre que la migración sea ordenada y regular, puede ser un factor de impulso al desarrollo y el motor de una “triple ventaja” de la que se benefician el país de origen, el país de acogida y el propio migrante.
En los últimos años, la ampliación y complejización de la propia idea de “desarrollo” trajo consigo una nueva mirada sobre su relación con las migraciones. Hoy ese vínculo se piensa como un proceso complejo de alimentación bidireccional e interdependiente. Un buen ejemplo de ello es la conexión no lineal que existe entre crecimiento económico y migraciones. Cuando los ingresos de un país de origen crecen, inicialmente la migración también tiende a crecer, ya que una mejora en los ingresos ofrece mejores recursos para migrar. No obstante, cuando esos ingresos se equilibran con los del país de destino, el estímulo a la migración decrece y entonces la tendencia se revierte.
Al formular su Agenda 2030, la ONU consideró que asimilar estas nociones y alcanzar un paradigma mundial de migración “ordenada, segura, regular y responsable” será crucial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados para esa fecha. De hecho hay referencias directas a temas ligados a las migraciones (movilidad estudiantil, trata de personas y explotación, migración laboral y empleo, gobernanza migratoria, remesas y datos sobre migración) en varios de los ODS (educación de calidad, igualdad de género, trabajo decente y crecimiento económico, reducción de las desigualdades, paz, justicia e instituciones sólidas, alianzas para lograr los objetivos). A su vez, la Agenda 2030 también contiene objetivos en los que la migración aparece asociada indirectamente como un tema transversal e intersectorial.
Contar historias de migrantes que los describa como agentes activos del desarrollo de los países es al mismo tiempo un desafío y una oportunidad para el periodismo. Durante el taller, Reyes llamó a los periodistas a que reflexionaran sobre sus propios proyectos de cobertura en función de los ODS de la ONU, y a que tomaran decisiones conscientes de la agenda que sus trabajos ayudarán a construir. Para lo cual resulta indispensable, además, atender a las especificidades de los procesos migratorios del espacio y el territorio en el que se desenvuelve cada periodista.
Migraciones y salud
En el contexto de la pandemia de COVID–19, para los periodistas que cubren migraciones es especialmente importante conocer las vinculaciones entre movilidad humana y salud, uno de los temas especiales abordados en el taller. Aunque el acceso a la salud ha sido reconocido como un derecho humano en organismos e instrumentos multilaterales, las poblaciones migrantes afrontan obstáculos para acceder a los servicios básicos de atención de la salud debido a disparidades que repercuten en su bienestar y el de las comunidades de acogida. Según la OIM, a través de “la consolidación de sistemas de salud resilientes, accesibles y equitativos” se debe apuntar hacia una “cobertura sanitaria universal que tenga en consideración a los migrantes”.
Durante el taller, los expertos de la OIM también desarmaron algunos mitos sobre la relación entre migraciones y salud, como las nociones de que los migrantes son portadores de enfermedades y/o son cargas pesadas para los sistemas de salud. Sin embargo, una amplia variedad de estudios ha revelado que existe poca evidencia de una relación sistémica entre la migración y amenazas a la salud pública. De hecho, las personas migrantes son mayoritariamente jóvenes, diversas y saludables, y en la mayoría de los casos gozan de mejor salud que las comunidades de acogida. Y no sólo eso: en las poblaciones migrantes también hay mucho personal de salud capacitado que mejora los sistemas sanitarios de los países de destino.
Migraciones y género
Durante el taller, los expertos de la OIM subrayaron que una de las principales novedades en materia migratoria en los últimos años tiene que ver con el cambio en la composición de género de las poblaciones migratorias. Existe una participación cada vez mayor de las mujeres en los procesos de movilidad humana. Esta “feminización” cuantitativa de la migración se ve acompañada por un rol cada vez más activo y protagónico de las mujeres en la decisión de migrar. Reyes destacó la importancia de un periodismo con perspectiva de género para abordar historias de mujeres migrantes, lo que es incluso más necesario cuando se trata de narrar las violencias contra ellas, como en casos de trata de personas. “Hay que identificarlas, investigarlas y contarlas, pero con muchísimo cuidado de no revictimizar ni exponer a las víctimas”, dijo la periodista venezolana.
Fuentes, reporteo y nuevos temas
Reyes enfatizó la importancia de refrescar el foco y la mirada para ir en busca de nuevos temas sobre migraciones que provoquen el interés de audiencias más amplias. Explicó que para eso es fundamental el recorte, es decir, la selección de información que hace el periodista a la hora de leer una estadística o un análisis especializado. La búsqueda de fuentes y datos debe dirigirse hacia las zonas menos exploradas desde la cobertura periodística. Según Reyes, queda mucho por investigar alrededor de temas que aún están dispersos, como los planes de integración en las sociedades de acogida, el envío y la recepción de remesas internacionales o el significado concreto y práctico de aquello que se nombra como “migración ordenada”.
En cuanto al trabajo con fuentes y datos, además de advertir sobre el uso descontextualizado de cifras, Reyes alertó sobre la necesidad de verificar siempre todos los números, incluso los oficiales, y de combinarlos con “fuentes vivas” obtenidas en el trabajo de calle.
La maestra también se refirió más de una vez a la potencialidad del trabajo colaborativo entre periodistas de distintos países para cubrir migraciones y, sobre todo, para hacer recortes temáticos que no podrían lograrse con un trabajo de “lobo estepario”. Las migraciones son un fenómeno transnacional que requiere una perspectiva transnacional. Tal como quedó demostrado en el propio taller, donde los periodistas trabajaron en varios grupos sobre proyectos de reportaje pensados en clave colaborativa y más allá de las fronteras. La cooperación transfronteriza puede ser un activo muy valioso para cubrir migraciones.
Sobre Luz Mely Reyes
Periodista venezolana, conferencista y tallerista internacional, emprendedora de medios digitales, cofundadora y directora general de Efecto Cocuyo, plataforma integral de periodismo. Es ganadora del premio Gabo 2018 por su participación en el trabajo transnacional Venezuela a la fuga, premio CPJ de libertad de expresión y premios Wola y Granco-Aleman de Derechos Humanos (2019). Lidera la iniciativa Venezuela Migrante, una plataforma de Efecto Cocuyo de periodismo útil para la población migrante y refugiada de su país. En 2016 cursó el programa de periodismo emprendedor en City University de Nueva York (CUNY). Fue becaria internacional de la Fundación Konrad Adenauer. Es analista, escritora y comentarista de la actualidad política en Venezuela.
Sobre el taller
El taller virtual ‘Cobertura de la migración y su vínculo con el desarrollo sostenible’, a cargo de Luz Mely Reyes, se realizó del 5 al 16 de abril de 2021 y fue organizado por la Fundación Gabo y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Participaron 18 periodistas de Sudamérica.