Gloria pode ser lido como um conto de fadas sobre o envelhecimento, com um engodo realista, e uma inovadora perspetiva da condição feminina (na versão masculina isto é um lugar comum). Corre sempre o perigo de se tornar forçado, cometendo alguns excessos, na tentativa da demonstração da tese de que ser velho é como ser novo, apenas com mais algumas rugas na pele.
“La primera vez que entré al Cartucho” me dice José Antonio, “fui con Cesar, un loco que se llamaba el Ratón, ingeniero también. La segunda vez volvimos juntos pero esta vez el Ratón no contó con buena suerte. Lo mataron, yo salí corriendo y logré esconderme. Después volví de nuevo pero no volví a salir”.
La idea original de la película le surgió a Sebastián Leilo tras observar que en la mayoría de los anuncios publicitarios las mujeres son siempre jóvenes. En “Gloria” vemos como Leilo gira su cámara para mostrar la transformación y la belleza de una generación de mujeres que está llegando a sus 60.
En Ida no hay ningún intertítulo que nos ubique en el tiempo. El espectador debe deducir la época en la que el argumento está ambientado –o, mejor dicho, al que ha sido trasplantado– al fijarse en los autos viejos, en el pop polaco de carretera o, simplemente, apreciar una historia que no quiere ser Historia.
El director debutante Anthony Chen, artista de Singapur, no sigue el consejo y logra levantar una hermosa, graciosísima y emotiva opera prima que le hizo ganar la Cámara de Oro en el último Festival de Cannes.
Latinoamérica y el Caribe cuentan con alrededor de 100 millones de adolescentes. Es una región joven, como son jóvenes los directores de las películas mencionadas. Esto explica sin duda por qué los cineastas de la región vuelven sin tregua al tema de la adolescencia.