Relatoría del taller ‘Colaboraciones periodísticas: investigaciones que cruzan fronteras’, con Emilia Díaz-Struck
13 de Diciembre de 2021

Relatoría del taller ‘Colaboraciones periodísticas: investigaciones que cruzan fronteras’, con Emilia Díaz-Struck

La coordinadora en América Latina del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación compartió lecciones, herramientas y consejos sobre la planeación de investigaciones, la gestión de equipos y el aprovechamiento de recursos para hacer colaboraciones periodísticas transfronterizas.
Emilia Díaz-Struck, coordinadora en América Latina del ICIJ.
Juan Gómez

Por lo general, considerar la colaboración con colegas en otros países surge cuando seguimos historias que conectan con otras latitudes, bien sea porque nuestros personajes tienen presencia o intereses allí, o porque un mismo fenómeno afecta a ciudadanos de varias nacionalidades. Sin embargo, independientemente del tema, planear con sagacidad es trascendental para el éxito de cualquier colaboración periodística.

Como parte del Festival Gabo N°9, 20 periodistas iberoamericanos se reunieron virtualmente durante tres días en el taller taller ‘Colaboraciones periodísticas: investigaciones que cruzan fronteras’, para compartir con Emilia Díaz-Struck, coordinadora en América Latina del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) sobre la selección de temas, la gestión de equipos y el aprovechamiento de recursos y herramientas que propician la investigación transfronteriza. Díaz-Struck, creyente de que en las colaboraciones internacionales los estándares éticos del buen periodismo deben mantenerse, ha participado en multitudinarias investigaciones como los Pandora Papers y los Implant Files, escarbando en millones de datos y documentos para develar intereses ocultos de personajes y sectores poderosos.

El taller comenzó dejando claro que aventurarse a trabajar en equipos transnacionales, una práctica que —explicó  Díaz-Struck— data de décadas atrás y ha venido ganando mayor valoración, requiere de una cuidadosa preparación. La planificación de proyectos, equipos y acuerdos de trabajo, incluyendo la implementación de protocolos de seguridad y el uso de tecnologías que se adecuen a las necesidades de la investigación, exige importantes esfuerzos de coordinación. A los ojos de la maestra, quien se esmeró por promover un espacio de reflexión e intercambio, estos son esfuerzos necesarios para gozar de la nutrida lista de beneficios que trae conformar equipos que cruzan fronteras.

¿Para qué colaborar?

“Al cruzar fronteras abrimos y expandimos el acceso a la información, pero más allá de eso: es un tema cada vez más de seguridad para periodistas. Trabajar de forma colaborativa permite y ayuda también a proteger a periodistas, ayuda a combatir la censura y en el contexto que actualmente enfrenta la prensa en todas las partes del mundo, la colaboración ayuda a fortalecer el trabajo periodístico que hacemos”, afirmó Emilia. Aquí algunos de los beneficios que la maestra enfatizó sobre la colaboración entre colegas:

  • Aumenta la profundidad, el alcance y el impacto de la investigación.

  • Ayuda a evidenciar la sistematicidad detrás del problema.

  • Facilita el acceso a fuentes y contextos locales.

  • Blinda la investigación (especialmente en regiones como América Latina, donde en general hay indicadores deficientes de libertad de prensa y pocas garantías de seguridad).

  • Favorece el acceso a recursos y herramientas de investigación.

Con base en su experiencia y la del ICIJ, Emilia dio recomendaciones para la planeación de cada etapa del proceso de investigación, desde la elección del tema hasta el rastreo del impacto de la publicación, recalcando la importancia de preparar un concienzudo plan inicial y de acordar las reglas de la contribución desde el principio.

¿Cómo empezar?

No hay una fórmula precisa para escoger el tema perfecto, puede que cambie mientras avanza la reportería, pero sí hay una serie de criterios que pueden estimarse para iniciar la reportería con mayor asertividad:

  • Seguir los movimientos y redes sociales de las personas y empresas protagonistas de la investigación, así como seguir ‘la ruta del dinero’ involucrada en la historia. “Las personas o compañías pueden tener inversiones, propiedades, causas judiciales, documentadas y accesibles en los registros públicos de los diferentes países. Que no esté en nuestro país no significa que no haya información”, aseguró Emilia.

  • Seguir los tres criterios primordiales para el ICIJ a la hora de evaluar la pertinencia de un tema transfronterizo, hay que preguntarse: i) si el tema es global, ii) si los sistemas relacionados con la historia que deben proteger a la gente están fracturados y iii) sobre la viabilidad del proyecto. Luego de que una propuesta pasa estos filtros y se acompaña de una reportería inicial, el consorcio internacional decide si la respalda.

Aquí algunas preguntas que pueden ayudar a identificar el potencial interés público del proyecto:

  • ¿Cuáles son las preguntas de investigación?

  • ¿Hay alguna hipótesis?

  • ¿Hay personas afectadas? ¿Quiénes son?

  • ¿Hay elementos de ilegalidad? ¿Cuáles?

  • ¿Hay acceso a la información? En caso contrario, ¿se podría acceder de otra manera?

  • ¿Se conoce la historia? ¿Qué es lo nuevo?

El plan inicial

Una vez seleccionado el tema y acotadas las preguntas de la investigación, debe adelantarse una prereportería y un análisis sobre las posibilidades y las necesidades de la propuesta de trabajo. Evaluar la calidad de la información disponible para consulta, el tiempo y los recursos que merecerá, así como los países donde se cruza la historia, es clave para dibujar un plan inicial e identificar los perfiles de los colegas que se necesita sumar, sean periodistas o vengan de otras disciplinas. Entre más claro y mejor preparado esté dicho plan, se tomarán decisiones más informadas desde el comienzo y habrá mayores oportunidades para motivar la participación de las contrapartes.

“Comenzar a pensar ‘¿qué es lo que yo no sé?’ ayuda a mirar hacia dónde y con quién trabajar, ayuda a pensar cómo puedes combinar talentos, destrezas, visiones, fuentes, para que un equipo se complemente”, aconsejó Emilia. Para ella, los invitados a participar deben ser periodistas éticos, inspirar confianza y saber colaborar, comunicar y compartir generosamente los hallazgos y pormenores del proceso de investigación. “En nuestras investigaciones compartimos todo con todos y todos al mismo nivel, no importa si es un emprendimiento o si es un medio grande”, comentó la coordinadora del ICIJ para la región.

Para aproximarse a posibles coequiperos, Emilia recomendó abordarlos explicándoles la importancia de investigar las conexiones de las historias en sus territorios, demostrando haberlas consultado previamente y anticipando posibles preguntas que surjan en la conversación. “Cada uno de ustedes en sus redacciones tienen que hacer en el día a día una cantidad de trabajos y reportajes. Si viene algún colega a contactarlos, ustedes para decir ‘vamos a trabajar juntos’, ¿qué elementos harían que dijeran que sí?”.

Acuerdos claros

Uno de los factores de éxito de estas colaboraciones es llegar a acuerdos claros antes de comenzar las alianzas, incluyendo las reglas sobre las cuales se basará la cooperación en cada etapa del proceso de investigación. Con un equipo trabajando en paralelo en diferentes territorios, la coordinación debe ser minuciosa y la comunicación fluida, tanto durante la reportería como en el periodo de publicaciones. Cualquier falla puede amenazar la relación de confianza, el destino del proyecto e incluso, dependiendo de la sensibilidad de la información comprometida, la integridad del equipo. Por ello hay que ser consciente de la disponibilidad con la que se cuenta antes de comprometerse con un trabajo de este corte.

Para empezar, cada miembro del equipo debe tener claro y haber acordado:

  • El objetivo del proyecto.

  • En qué medida será confidencial y si se firmarán acuerdos de cooperación y confidencialidad, o únicamente consistirá en acuerdos de palabra.

  • Cuáles serán los riesgos y cómo se mitigarán.

  • La duración.

  • El cronograma.

  • Los recursos disponibles.

  • Quiénes serán sus coequiperos y cuáles organizaciones periodísticas participarán.

  • Cuál será su rol específico y el de sus compañeros.

  • Cómo se tomarán las decisiones y quiénes las comunicarán.

  • Cuál será el mecanismo para hacer seguimiento a los avances de la investigación.

  • Cuántos y cuáles serán los filtros editoriales.

Dependiendo de los riesgos de cada contexto se deberán tomar medidas de seguridad y confidencialidad, en ocasiones bajo estrictos protocolos. Emilia cuenta que, por ejemplo, debido a la sensibilidad de la información que manejan en estos trabajos, el ICIJ exige la firma de un acuerdo de colaboración y confidencialidad a cada nuevo integrante.

Otros acuerdos importantes tienen que ver con el manejo de las fuentes, para no ponerlas en riesgo ni a ellas ni al equipo. Aquí algunas consideraciones elementales para coordinar su consulta: 

  • Identificar quién entrevistará a quién y cuándo se contactará.

  • Acordar qué se le dice y qué no sobre la investigación.

  • Buscar otras maneras de conseguir la información que provean.

La seguridad: una prioridad

Con el objetivo de blindarla, la planeación de la investigación debe ser diligente, en especial cuando conlleva riesgos tanto para el equipo, como para sus fuentes. Cómo comunicarse; con qué frecuencia; por cuáles medios compartir y almacenar información, sobre todo cuando es delicada y abundante, y qué herramientas tecnológicas usar, son preguntas que deben plenamente acordarse en un plan de acción conjunto.

“Planificar en estos proyectos es súper importante, no podemos dejar las cosas al azar porque estamos trabajando con un montón de gente en muchos países y comunicar cuáles son los planes y cómo estamos trabajando puede ayudar a minimizar muchísimo los riesgos”, aseveró Emilia. Comenzar con un análisis de riesgos y de necesidades es recomendable, según su concepto. Preguntarse por las circunstancias que pueden poner en peligro a la investigación y sus participantes, tanto físicas como digitales, ayuda a mitigarlas en un plan de acción acorde que tenga en cuenta cómo reaccionar según la gravedad del riesgo.

“Los protocolos de seguridad deben quedar claros por parte de todos los integrantes del equipo desde el comienzo”, aconsejó la maestra, además de que se debe tener en cuenta que se trabaja con personas en diferentes países cuyos contextos de seguridad digital pueden ser distintos.

Resguardar las comunicaciones

Cuando estamos en la misma ciudad, por lo general no hay problema para encontrarnos con la redacción o con aliados y compartir hallazgos, pero en investigaciones transnacionales debemos decidir qué recursos usar para conectarnos en remoto y almacenar e intercambiar información. Según las conclusiones del análisis de riesgos, a veces será útil compartirla en servidores como los de Google o Dropbox, pero otras veces requeriremos herramientas de mayor protección.

“Hay que preguntarse qué pasa si alguien, un gobierno (que estemos investigando) por ejemplo, le pide acceso a Google a los documentos (de la investigación)”, alertó Emilia. En ciertos casos, tener mayor control del flujo de información será determinante para aminorar riesgos. En el caso del ICIJ, el equipo de tecnología ha creado una plataforma segura y accesible para sus colaboraciones, un foro llamado ‘Global iHub’. “El foro es como una red social donde uno va creando grupos para compartir información directamente relacionada con la investigación”, explicó la editora del ICIJ. 

Aquí algunas herramientas gratuitas de uso común que ofrecen mayores niveles de seguridad:

  • Signal: al igual que WhatsApp, es un servicio de mensajería que permite crear grupos, pero garantiza mayor protección para las conversaciones.

  • Jitsi Meet: es un sistema gratuito y de ‘código abierto’ o ‘fuente abierta’ —de reproducción sin restricción—  para hacer videollamadas encriptadas que puede usarse sin la necesidad de registrarse o instalar ningún programa.

  • Tor: anonimiza búsquedas en internet, ocultando la dirección IP de un dispositivo electrónico.

  • Keepass: contribuye en la salvaguarda y generación de contraseñas seguras.

La encriptación: un aliado cercano

Según la definición de la Real Academia Española (RAE), encriptar o cifrar es “transcribir en números, letras o símbolos, de acuerdo con una clave, un mensaje o texto cuyo contenido se quiere proteger”. Importante lograrlo cuando trabajamos con información sensible que puede ser hackeada, robada o inspeccionada. El análisis de riesgos debe sugerirnos cuáles datos deben encriptarse y cuáles no tienen la necesidad.

“Antes tener sistemas de encriptación era muy complicado, un dolor de cabeza, pero hoy en día han simplificado mucho el uso de mensajes encriptados para minimizar riesgos”, aseguró Emilia. Al respecto, aquí algunos aplicativos que la maestra sugirió explorar:

  • Mailvelope y GPGTools: son aplicaciones de uso sencillo que se instalan directamente en los sistemas de correo para encriptar los mensajes. Una vez instalado, para enviarlos cifrados únicamente hay que cliquear en el botón de la app y para recibirlos y leerlos, se abren con una contraseña.

  • VeraCrypt: es un software de uso libre para encriptar discos duros, sean externos o estén en el ordenador. Además, la encriptación de los discos duros de las computadoras, como explicó Emilia, pueden reforzarse con la función automática de encriptación que actualmente incorporan.

  • SecureDrop: faculta a las fuentes a enviar información encriptada sin revelar su identidad.

La data al alcance de todos

La integración de equipos interdisciplinares es esencial para crear herramientas seguras que obedezcan a las necesidades de la reportería. No se trata solo de reporteros y desarrolladores conformando un grupo, sino también de personas que cumplan el rol de traducir y unir ambos mundos, por ejemplo, periodistas de datos que ayuden a facilitar accesos amigables a la información para sus colegas, sin importar las habilidades tecnológicas.

A propósito, Emilia indica dos recursos de código abierto que pueden inspirar innovaciones:

  • Linkurious: un programa para “conectar las piezas de un rompecabezas”, que permite visualizar en gráficas las relaciones entre diferentes tipos de datos, como los personajes de las historias. “La plataforma te empieza a mostrar las conexiones entre, por ejemplo, el dueño de una compañía y la compañía, así como más datos sobre cuándo se creó, el estatus, información básica sobre las personas y qué roles tienen”, ilustró la maestra. “Es usar las visualizaciones no como producto final sino también como una herramienta para la investigación”, acotó.

  • Datashare es una herramienta desarrollada por el ICIJ, para usar virtualmente o de manera local en el computador, que deja explorar grandes cantidades de documentos a partir de búsquedas clave, independientemente de los formatos de los archivos. “Puedes buscar, por ejemplo, el nombre de una compañía y automáticamente encuentras todos los documentos asociados a esa compañía. Y uno puede abrir el texto que se extrajo y explorar nombres de entidades, personas, organizaciones, locaciones”, instruyó la coordinadora del ICIJ para la región. “Si hay documentos interesantes mientras estás investigando, uno puede tomar un documento y ponerle una estrella, y luego volver a esos documentos, lo que favorece el avance en la investigación”, aclaró.

Gracias a la sinergía entre reporteros de a pie, analistas, periodistas de datos, desarrolladores y personas especializadas en el chequeo de información, el ICIJ se las ha ingeniado para ordenar, cruzar y contrastar largas listas de datos, incluso apelando al uso de inteligencia artificial. Así, han podido automatizar la extracción, limpieza y verificación de millones de datos. En Implant Files, uno de varios casos, le ‘enseñaron’ al ordenador a detectar cómo se estaba clasificando de manera errónea a pacientes que habían fallecido por el uso de implantes y que los fabricantes habían reportado como heridos, en este caso, millones de registros. 

“Para recolectar información y luego procesarla, hicimos más de 1.500 solicitudes de acceso a la información con todo el equipo de reporteros, pero luego para procesar toda esa información y estructurarla para generar un producto para la audiencia, qué es una base datos para usar, se involucraron equipos de otras disciplinas: reporteros, editores, analistas de datos, desarrolladores, personas especializadas en chequeo”, explicó Emilia.

En Panama Papers y Pandora Papers también necesitaron automatizar procesos para validar la cantidad abismal de información filtrada a la que tuvieron acceso, el punto de partida de las investigaciones. Procesos que se complementaron con trabajos manuales de equipos interdisciplinares.

Contactos útiles

En caso de necesitar auxilio, no estamos solos con el análisis de riesgos. A veces no sabemos qué hacer cuando se trata de amenazas graves de seguridad, como teléfonos interceptados y potencial ‘phishing’ —una técnica de ciberdelincuencia que engaña a las víctimas para que revelen información personal y confidencial—, y no contamos con un profesional especializado en seguridad digital que pueda brindar asesoría especializada al equipo.

“Vale la pena pensar en organizaciones locales e internacionales que se especializan en el tema de seguridad, tanto personal como digital. Debemos tener los números de contacto de las organizaciones que monitorean los temas de libertad de prensa y amenazas contra periodistas en nuestros países”, orientó Emilia, así como pedir con ellos asesorías y entrenamientos para mejorar los protocolos de seguridad del equipo de investigación. Algunas organizaciones:

Por último, ‘Security in a box’ es un portal web que ofrece una rica serie de guías, tácticas y recursos, disponibles en español, para fortalecer protocolos de seguridad digital. “No es volverse loco ni excesivamente paranoico, pero una paranoia saludable siempre es recomendable. Tener protocolos y mecanismos por adelantado nos ayuda a reducir riesgos”, sentenció Emilia, quien también sugirió, en caso de necesitarlo, forjar alianzas con universidades preocupadas por la seguridad digital de quienes se dedican al periodismo de investigación. Una vez, recordó la maestra, participó en una colaboración con la Universidad de Stanford para llevar a cabo un análisis de datos mediante inteligencia artificial.

¡Adiós a los egos! ¡Hola equipo!

La planeación debe ser tan exhaustiva que incluso contempla la publicación y el después de esta. Aquí algunas preguntas clave al respecto que deben responderse en conjunto:

  • ¿Todos publican al tiempo?

  • ¿Cada uno decide cómo contar los hallazgos? 

  • ¿Qué historias no se pueden publicar hasta ciertas fechas?

  • ¿Qué procesos legales van a validarlas?

  • ¿Habrá una edición de estilo?

  • ¿La data recolectada se dejará a disposición del público? “Esto, luego, puede ayudar a otras fuentes a contactar y a seguir y expandir las investigaciones, y también es un servicio para la audiencia”, dijo Emilia.

  • ¿Quiénes harán seguimiento al impacto?

  • ¿Cómo se mencionarán los créditos del trabajo, incluyendo a las organizaciones aliadas?

La maestra también recomendó incluir en la planeación medidas que se anticipen a posibles conflictos futuros, incluso adelantar frecuentes monitoreos al respecto durante la puesta en marcha del proyecto; mecanismos también acordados previamente. Prevenir conflictos a tiempo influirá en la creación de ambientes de trabajo cómodos, horizontales y constructivos.

“Por ejemplo, el tema del ego, hay colegas que buscan solo su crédito y se apropian de tu investigación. Eso claramente al principio: el cómo vamos a compartir el crédito, o sea el tema de la generosidad y cuáles son las reglas claras, puede ayudar a resolver ese problema porque, en efecto, si no somos generosos con el crédito, se rompe la confianza”, comentó Emilia. “Le decimos adiós a los egos, este tipo de trabajo es sacar al ego de la casa, decirle adiós. La primicia no es de un solo periodista, de un solo medio, la primicia se la llevan todos juntos y es darle la bienvenida a un equipo”, concluyó.

Consejo para la financiación

En la experiencia del ICIJ, estas investigaciones son posibles en cuanto las partes compartan recursos, lo que para Emilia, les da fuerza y sostenibilidad. El consorcio como tal no paga a todas las personas involucradas en las investigaciones que lidera. En caso de necesitarlo, sugiere que apliquen a fondos y convocatorias que financian proyectos colaborativos. Para ello, es importante responder a las preguntas de planeación exploradas en todo el taller, que probablemente preguntarán posibles financiadores, y hacer un presupuesto detallado de necesidades.

Para completar el kit de herramientas

Emilia finalizó el taller recomendando una serie de herramientas de código abierto también útiles para la investigación transfronteriza:

  • Google Earth: sistema de información geográfica en un globo terráqueo virtual que permite explorar imágenes satelitales y consultar la transformación que algún lugar ha experimentado en el tiempo. Entre otros aplicativos, puede usarse para rastrear temas ambientales.

  • WayBack Machine: archivo que permite guardar y consultar páginas web, incluso después de haber sido borradas en su fuente original.

  • Import Genius: base de datos paga que centraliza una enorme cantidad de importaciones y exportaciones de productos entre distintos países, sin embargo, es posible obtener acceso explicando a los proveedores el uso que se le dará para alguna investigación periodística. “Puede ser que en nuestro país no haya el registro de exportación, pero el otro país que recibió un producto de nuestro país puede tener registro de importación y eso nos permite entonces rastrear movimientos de distintos productos entre diferentes partes del mundo”, afirmó Emilia.

  • FlightAware: rastrea aviones y sus movimientos.

  • MarineTraffic: rastrea barcos y sus movimientos.

Aquí algunas herramientas recomendadas para el rastreo de empresas offshore y paraísos fiscales:

  • OpenCorporates: registros públicos sobre compañías de distintas partes del mundo. Punto de partida importante para minar data al respecto, que luego debe ser contrastada con la documentación original. Al identificarse como periodista, es posible acceder a un usuario avanzado para buscar documentos a partir del nombres de personas.

  • Open Ownership: aún en su versión beta inicial, esta herramienta está empezando a indexar y agrupar información para identificar los beneficiarios y dueños de compañías en distintos países.

  • Offshore Leaks Database: producto del ICIJ que permite buscar información sobre personas con conexiones en compañías offshore: accionistas, directores y en algunos casos, beneficiarios finales. Es posible contactar al ICIJ para consultar información adicional.

  • Open Secrets: cuenta con los registros de empresas que hacen lobby en Estados Unidos. Es posible evidenciar cuánto pagan para apoyar o no legislaciones y políticos que puedan favorecerlas o perjudicarlas.

  • Edgar: base de datos de la Securities and Exchange Commission de Estados Unidos sobre las empresas que cotizan en la bolsa de EE. UU. Tiene las listas de las subsidiarias de cada compañía, la compañía matriz y algunos reportes detallados.

  • Pacer (Public Access to Court Electronic Records): base de datos con registros de procesos judiciales en Estados Unidos, gratuita hasta cierta cantidad de documentos consultados. Incluye una tabla con todas las personas que han estado en prisión en EE. UU. Esta página tiene similares en otros países.

  • Todos los contratos: base de datos de los contratos y contratistas del Estado mexicano, proyecto similar al peruano FUNES, el cual cuenta con un “‘algoritmo contra la corrupción’, porque permite revisar con cuánta frecuencia recibe alguien un contrato, si se asocia con la experticia o no”, como explicó la editora del ICIJ.

Sobre Emilia Díaz-Struck

Como periodista de investigación, editora y coordinadora para Latinoamérica del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés), ha trabajado en colaboraciones periodísticas transnacionales del ICIJ como Pandora Papers, FinCEN Files, Implant Files, Paradise Papers, Panama Papers, entre otras. Anteriormente, Emilia fue coordinadora del área de periodismo de investigación del Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela; reportera residente del New England Center for Investigative Reporting de la Universidad de Boston y CONNECTAS, y profesora de periodismo en la Universidad Central de Venezuela. Ha colaborado con medios como The Washington Post y Armando.info, del cual es cofundadora.

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