Para hablar de paz hay que entender la guerra: más allá de las emociones y de las mesas
31 de Agosto de 2023

Para hablar de paz hay que entender la guerra: más allá de las emociones y de las mesas

En un país con 60 años de conflicto, en el que 40 de ellos se ha buscado negociar la paz, hay toda una suerte de abismos ideológicos, sociales y geográficos que han provocado un sinnúmero de fracturas. Superarlas es un desafío para quienes buscan contar lo que es la Paz Total.
Foto: Jhon Pinto
Omar Andrés Carrasquilla León

“Me siento más tranquilo creyendo que se puede hacer la paz, que creyendo que no se puede hacer. Porque no me explico cómo estaría mi alma si pensara que no se va a hacer”: esa reflexión, esperable de algún gobernante o alto comisionado para la Paz, fue dicha por Gabriel García Márquez, en medio de una entrevista para RCN Radio en 1999. Bajo ese ímpetu un grupo de periodistas se encontró en el seminario – taller: Periodismo frente a la paz total: investigar, comprender y contar.

El espacio, moderado por la periodista Gloria Castrillón y que contó con la participación de Danilo Rueda, alto comisionado para la Paz, y Gina Cabarcas, directora del Laboratorio de Justicia y Política Criminal, como expertos invitados, desde un inicio buscó distanciarse de un taller puro y duro, para así aproximarse a un diálogo, un debate fomentado con las diferentes perspectivas de los que asistieron al encuentro.

En dicha conversación abierta y segura, periodistas y editores de todos los géneros y procedencias del país hablaron sobre la construcción de paz en Colombia, y de cómo es tan necesario su abordaje, como una gran labor social, superando todo tipo de paradigmas, prejuicios y lugares comunes. 

Estos elementos carentes de rigor están conectados con un periodismo que dogmatiza las historias como blancas o negras y que no va más allá de los comunicados de las mesas de negociación, de los sesgos y de las líneas editoriales. ¿Lo peor? Que no entiende que la resolución del conflicto se palpa es en los territorios y en sus clamores, y no en las salas de redacción con la cafetera a pocos metros.

Para Castrillón, si bien es cierto que la guerra en Colombia ha provocado diversos sentimientos de hartazgo, ansiedad y desinterés en la ciudadanía, el periodismo debe desafiarse y autoexaminarse en cómo lucha, a través de una acertada narración de la paz, para captar la atención de la gente. Esa apuesta es lograble si no solo se expone a la violencia como un universo, como algo magno, sino que se presta atención a sus causas y matices.

Comunicar sus “respiros”

Juan Diego Restrepo, director de Verdad Abierta, considera que en un país donde nadie puede sentir que en algún momento se vivió en paz, el periodismo erra cuando se enfrasca en el maniqueísmo de pensar que solo hay historias buenas o malas. 

“La guerra es avasalladora y de la paz solo se han comunicado sus ‘respiros’. Por ende, el desafío es ir más allá, agregar las historias de los victimarios —sin humanizarlos ni hacer apología al delito— y de la Fuerza Pública, los funcionarios y los entes de control. Esto ayudará a descifrar las dimensiones y elementos que llevaron a los protagonistas de la guerra a tener ese rol en la sociedad. Este camino aún no se ha explorado del todo”, sostuvo.

No obstante, esto no debe ser el insumo de un periodismo carente del afecto del clic o fanático del titular morboso o de la espectacularidad, sino que se debe preguntar los porqués de entrevistar a un armado y de qué manera esto construye paz, entendiendo que conocer su cara, su pensamiento, su propuesta y los episodios vitales que lo llevaron a estar hoy con un rifle o con un pasamontaña se convierten en un insumo fundamental para la construcción de una mejor sociedad en cuanto a igualdad y oferta de oportunidades.

En la misma acera, Gloria Castrillón invitó a comunicar la paz contando las historias de los que siguen buscando a sus seres queridos: “Los acuerdos y búsquedas de paz son oportunidades de construcción social y reconciliación. Hay muchos actores y sectores que construyen paz a diario, pero carecen de visibilización. Es un error enfocarse netamente en lo que pasa en la Mesa, enfrascarse en que la paz es una firma entre los actores. Hay que fomentar la narración de historias de la gente. Contar procesos de resiliencia de las víctimas y aquellas pequeñas victorias que hay en las regiones apartadas. Mostrarlas hasta el final y no fragmentadas. Esto evitará que se estandaricen todas las historias como iguales, poco impactantes”.

Sin embargo, y más allá de la importancia de contar la paz desde las regiones, desde los procesos “chiquitos” y de entender que son seres humanos los que narramos y no cifras, también es importante la responsabilidad del periodista de entender el marco legal de la construcción de paz. Es crucial el conocer cada arista jurídica de la Paz Total y la legalidad adyacente, debido a que la ignorancia, la imprecisión y la desinformación en las metrópolis causa consecuencias en los pueblos y sus veredas, más graves de las que habla el proverbio chino de la mariposa que aletea en un lado del mundo.

Entender lo jurídico 

Gina Cabarcas aportó múltiples elementos relacionados con el abordaje jurídico de la política de Paz Total en Colombia, necesarios, según diversas voces asistentes al taller, pues, aunque sean temas “ladrillosos o tediosos” es importante comprenderlos, masticarlos, para así informar este proceso con respecto a lo crucial que es su faceta constitucional y legal.

La presentación del marco jurídico de la Ley 2272 de 1992 (Paz Total) y de cómo el derecho ayuda a resolver el conflicto puso sobre la mesa un abanico de nuevas oportunidades y desafíos que tiene el periodismo. Lo tácito de la legalidad es una herramienta efectiva para despejar el ruido, la polarización y las ambigüedades de una ley que no inventó porque sí el actual Gobierno de Gustavo Petro, sino que se encadena con todos los procesos a través de la historia desde la sanción de la Ley 418 de 1997 de orden público. 

Aunque el grueso de la sociedad no conozca cada detalle de la Ley, sí se espera que quienes cubren la fuente de paz tengan una mayor claridad de un proceso que, aunque tenga demandas de inconstitucionalidad, un 78 % de la ciudadanía está a favor de su ejecución. 

La Ley 2272, a diferencia de sus antecesoras, es la única que describe a la Paz Total como una política de Estado, en aras de propiciar su logro realista, congruente con el contexto y medible bajo ciertos indicadores de éxito. Por ejemplo, establecer que en el Plan Nacional de Desarrollo y en los Planes de Desarrollo locales se integre un componente de la Paz Total. ¿Esto qué quiere decir? Ponerle plata, que en el presupuesto haya un capítulo y una serie de ejes transversales relacionados.

Por otro lado, hay una serie de dimensiones intrínsecas de una política de Estado como, por ejemplo, que el gabinete ministerial se pueda reunir como gabinete de paz, y así dedicar su agenda y sus carteras en pro de la paz.

Pero cerrando la Constitución, los códigos y las jurisprudencias, y regresando a las salas de redacción, Cabarcas insta al periodismo a verificar que esta política de Estado pase del papel a ser una realidad. Una Paz Total que trascienda gobiernos, que no se destruya y que su gafete legal —política de Estado— en verdad sea vinculante para todos los actores con injerencia de llevarla a cabo.

Por consiguiente, conocer el marco jurídico de la Paz Total no solo es una asignatura pendiente para periodistas, editores y directores de medios, sino también para todo tipo de actores sociales, públicos y privados, porque con sus modificaciones establecen salvaguardas para que funcionarios puedan hablar con tantos grupos armados dispares que hoy encandilan a los siete conflictos que se libran en el país, según datos del Comité Internacional de la Cruz Roja. A saber:

  1. Estado vs. Ejército de Liberación Nacional (ELN).

  2.  Estado vs. Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC).

  3. Estado vs. disidencias de las FARC no acogidas al Acuerdo de Paz (Estado Mayor Central (EMC), lideradas por alias Iván Mordisco)

  4. ELN vs AGC.

  5. EMC vs. Segunda Marquetalia, lideradas por Iván Márquez.

  6. EMC vs. Comandos de la Frontera (antiguos FARC y reductos paramilitares con presencia en el Putumayo).

  7. EMC vs. ELN.

“La paz no es taquillera”

"¡Viva la paz con los ojos abiertos! Porque creo que la paz que estamos tratando de encontrar no puede ser una paz ciega, sino una paz con ojo de cóndor”. Volviendo a Gabriel García Márquez para describir la intencionalidad de un panel en el que varias periodistas hablaron de cómo comunican la paz y de los obstáculos que enfrentan a diario, se inició una conversación moderada por Gloria Castrillón.

Si en otras épocas comunicar la paz era un acto suicida, ahora los periodistas tienen que luchar contra decisiones editoriales y dinámicas del tráfico web, debido a que este tema “no tiene el mismo posicionamiento” de otras secciones como farándula, deporte o las que cubren atracos o peleas, las cuales, según las mediciones, normalmente se encuentran en el podio del SEO.

Pero, además de ese desafío que no debe avasallar, sino recargar de ímpetu, los periodistas deben ser cuidadosos en el uso del lenguaje para no propiciar la polarización y el escalamiento del conflicto. Adjetivos, conceptos carentes de rigor y lugares comunes generan incredulidad, falta de amor y de pasión para con la búsqueda de la paz, un proceso que demanda mucho del positivismo de todas las audiencias.

Cambiar el chip

Gloria Castrillón considera ineludible conocer el conflicto para entender la búsqueda de la paz. “Entender la guerra para explicar la paz como un culmen de procesos conectados”, expresó. Pero para lograrlo es necesario ir más allá de las subjetividades y emociones, superar el pesimismo y salir de la lógica del enfrentamiento entre el Gobierno y los medios de comunicación.

Narrar la paz requiere aportar contextos acertados y no repetir errores del pasado, desconociendo los marcos legales y el porqué de sus modificaciones ante la complejización y evolución de la sociedad, y así de las dinámicas de los grupos armados.

Por último, la propuesta, o más bien el sentir, es la de retroalimentar y difundir en el periodismo un cambio de mentalidad para informar la paz. Midiendo el impacto de lo que se publica, concibiendo lo dicho por un funcionario o un comunicado gubernamental como la eventual punta de un iceberg e implementando otros enfoques y narrativas diferenciales para no solo publicar algo o ganar un premio, sino construir memoria.

Sobre la directora del taller

Gloria Castrillón Pulido es una periodista colombiana especializada en temas de política, conflicto armado y derechos humanos. Cuenta con una maestría en Asuntos Internacionales y énfasis en Resolución de Conflictos de la Universidad Externado de Colombia. Dirige Colombia 2020, una campaña pedagógica para el posconflicto del periódico El Espectador. Tiene 29 años de experiencia en medios escritos y digitales. Se ha dedicado, en los últimos años, a la cobertura del conflicto armado y las negociaciones de paz con las FARC, el ELN y las AUC. Ha participado en la escritura de tres manuales de periodismo.

Sobre el taller

El taller, organizado por la Fundación Gabo, en alianza con el instituto CAPAZ, fue realizado en Cartagena entre el miércoles 23 y el jueves 24 de agosto de 2023. En las dos jornadas dialogaron varios periodistas y editores que cubren temas de política, paz y derechos humanos en Colombia, procedentes de medios nacionales y regionales de cualquier formato.

 

©Fundación Gabo 2024 - Todos los derechos reservados.